Un río atmosférico de origen africano amplificó la intensidad de la última DANA

Un fenómeno poco habitual, conocido como río atmosférico , podría haber sido clave en la magnitud de las lluvias torrenciales del 29 de octubre. Este evento, que transporta vapor de agua a gran velocidad desde zonas subtropicales, fue identificado por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) como uno de los factores que intensificaron la DANA (depresión aislada en niveles altos) en el golfo de Valencia.

El aire frío en altura y las altas temperaturas del Mediterráneo, que alcanzaban los 23 ºC días antes, crearon un tren de tormentas activas durante más de doce horas en la misma región, desencadenando devastadoras inundaciones y hasta siete tornados en la Ribera Alta. Este río atmosférico, cargado de humedad desde la región ecuatorial al oeste de África, atravesó el Sahara antes de alimentar las tormentas sobre la península ibérica.

Con millas de kilómetros de longitud y capas que circulan a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, los ríos atmosféricos son capaces de transportar enormes cantidades de vapor de agua. Según el CEAM, la interacción de este fenómeno con la DANA favoreció “una mayor inestabilidad en la atmósfera”, contribuyendo a los aguaceros explosivos que marcaron aquella jornada.

El Área de Meteorología y Climatología del CEAM situó en Alzira, alrededor de las cinco de la mañana, la reactivación de la DANA que llevaba días afectando a la península. Desde allí, un tren de tormentas se propagó hacia localidades como Llombai, Buñol, Turís y Siete Aguas, donde las lluvias anegaron calles y arrastraron vehículos.

Los vientos de levante jugaron un papel determinante, impulsando el frente hacia las sierras de Utiel y de la Atalaya, afectando las cuencas de los ríos Magro y Túria. Durante la mañana, las precipitaciones superaron los 100 mm/h en puntos del interior, mientras que en la Ribera Alta la actividad se intensificó hacia el mediodía, alcanzando zonas como Torrent, Alaquàs, Aldaia y Riba-roja de Túria.

La excepcionalidad de este episodio radicó en su impacto sobre áreas montañosas, algo inusual en episodios de gota fría, que suelen centrarse en el litoral o prelitoral. Solo a partir de las 23:00 horas el foco comenzó a disiparse, con las lluvias moderándose progresivamente desde la costa hacia el interior.

El análisis del CEAM destaca este fenómeno atmosférico como un recordatorio de la complejidad y potencia de las interacciones climáticas, agravadas por las temperaturas más cálidas del Mediterráneo, que se están convirtiendo en evento.

 

 

 

 

 

 

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