Gátova busca panaderos para reabrir su horno tradicional
En la España vaciada, cualquier servicio básico es
especialmente vital. Cuando un pueblo se queda sin médico, cierra su colegio, o
se queda sin bar o sin panadería, supone un mazazo para los vecinos, para su
calidad de vida y para tratar de frenan la despoblación.
Y eso es justo lo que le ocurre a Gátova, localidad
de apenas 500 habitantes que se sitúa en el extremo occidental de la Sierra
Calderona, a los pies del pico del Águila. Desde principios de verano no tiene
panadería. De momento se ha trampeado la situación con un hornero de Manises
que sube dos días a la semana hasta este municipio situado a unos 50 minutos de
Valencia. Pero no deja de ser un parche para una población que tampoco tiene muchas
facilidades de movilidad.
Tal es la situación que el propio alcalde, Jesús Salmerón,
se ha arremangado y asegura que -aunque sobre el papel hablamos de una
actividad privada- es tal su trascendencia social, que el propio ayuntamiento
hará lo que pueda para dar facilidades a posibles candidatos que se ofrezcan a
hacerse cargo del horno.
Hasta que se consiga, los residentes en Gàtova
tienen que desplazarse a 25 minutos de su municipio para comprar una barra de
pan. "Tenemos muchísima gente mayor que no dispone de vehículos y a otros
tantos no tan mayores que tampoco". Para el alcalde es una cuestión
prioritaria ya que la pérdida de este servicio contribuye a generar más
despoblación.
De momento todavía no hay candidatos pero tanto el
ayuntamiento como el propio alcalde o muchos vecinos están difundiendo en las
redes sociales las bondades del local muy bien ubicado en la Plaza Mayor y con
larga tradición. Y en cuanto se cubra el servicio, la siguiente batalla que
anuncia el alcalde es lograr el pueblo vuelva a tener médico propio, ya que
desde hace tiempo solo asiste un par de días a la semana.
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