Valencia sigue los ejemplos de los parques inundables de Copenhague y Seúl
El proyecto metropolitano, con una inversión de 150 millones de euros, se inspira en ejemplos internacionales como los parques esponja de Copenhague, Seúl o Róterdam, que ya han demostrado su eficacia frente a lluvias torrenciales y crecidas fluviales
València se
suma al grupo de ciudades que apuestan por soluciones basadas en la naturaleza
para afrontar los efectos del cambio climático. Con un presupuesto inicial de
más de 150 millones de euros, la Generalitat Valenciana ha anunciado la
creación de un parque metropolitano inundable de 35 kilómetros entre el cauce
del Turia y el entorno de l’Horta Sud, concebido como barrera natural frente a
inundaciones, espacio de recreo para la ciudadanía y herramienta de
transformación urbana. La iniciativa, que contará con el respaldo técnico de la
Universitat Politècnica de València y el Centro de Estudios Ambientales del
Mediterráneo, tiene como referente directo los modelos aplicados en ciudades
como Copenhague, Seúl o Róterdam, que llevan años diseñando parques capaces de
absorber grandes volúmenes de agua tras episodios de lluvias extremas.
En la capital
danesa, por ejemplo, se puso en marcha en 2016 el sistema Cloudburst Management
Plan, cuyo eje es el parque Tåsinge Plads, una antigua plaza reconvertida en
espacio verde capaz de almacenar hasta 24.000 litros de agua en episodios de
lluvia intensa. El proyecto, que se construyó en apenas dos años, ha conseguido
desde entonces evitar inundaciones en un área urbana densamente poblada. En
Seúl, la capital surcoreana, se restauró en 2005 el antiguo cauce del río
Cheonggyecheon, soterrado durante décadas, para crear un corredor natural de
más de 10 kilómetros que ha reducido la temperatura urbana, mejorado la calidad
del aire y absorbido grandes avenidas de agua, como se constató durante el
tifón Kompasu en 2010. En Róterdam, el Waterplein Benthemplein se ha convertido
en uno de los ejemplos más emblemáticos de diseño multifuncional: se trata de
una plaza deportiva y cultural que, durante las lluvias, se transforma en una
laguna urbana capaz de retener el agua y liberarla progresivamente, protegiendo
el distrito del norte de la ciudad.
Estos
ejemplos han sido estudiados por los técnicos valencianos como referencias
reales de transformación metropolitana ante los desafíos hídricos del siglo
XXI. El plan valenciano contempla una doble articulación territorial: por un
lado, la prolongación del actual Jardín del Turia en dirección oeste,
conectando el centro de la ciudad con la Pinada de la Vallesa en un corredor
verde de 10,5 kilómetros, y por otro, la creación de un nuevo eje fluvial en
l’Horta Sud, que enlazará l’Albufera con los municipios de Picanya, Massanassa
y Catarroja a través de 24 kilómetros más de corredores naturales.
Inspirado en
el papel que desempeñó l’Albufera como sistema amortiguador durante la DANA de
octubre de 2024, el nuevo parque se presenta no solo como una infraestructura
de seguridad, sino como un cambio de paradigma en el urbanismo valenciano. Su
trazado recorrerá zonas actualmente degradadas, integrando vías
ciclopeatonales, refugios climáticos y zonas verdes que aspiran a regenerar más
de 1.500 hectáreas del área metropolitana. El president de la Generalitat,
Carlos Mazón, ha subrayado que esta zona verde será “diez veces mayor que el
actual Jardín del Turia” y una de las más extensas de Europa, con el objetivo
de transformar radicalmente el paisaje, reducir la vulnerabilidad del
territorio y ofrecer nuevos usos públicos al suelo inundable.
Los expertos
implicados en el diseño aseguran que, si se respetan los plazos técnicos y
administrativos, los primeros tramos del parque podrían ejecutarse en un plazo
de tres a cinco años, siempre que se garantice la financiación pública y el
compromiso institucional. Para ello, el proyecto se apoyará en fondos europeos,
aportaciones privadas vinculadas a la compensación de emisiones de carbono y un
modelo de gobernanza coordinado entre Generalitat, municipios y Gobierno
central.
En un
contexto global donde las lluvias torrenciales y las riadas se han convertido
en fenómenos cada vez más frecuentes y devastadores, València da así un paso
adelante en la línea de las ciudades que no solo reaccionan, sino que se
anticipan, con soluciones verdes que combinan ecología, urbanismo y resiliencia
climática.
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