El “turismo genealógico” crece en España como nueva vía cultural y rural

Esta modalidad emergente conecta a miles de personas con sus orígenes familiares y representa una oportunidad clave para el desarrollo rural y la preservación de la memoria histórica

El turismo de raíces y genealógico ha comenzado a consolidarse en España como una tendencia emergente que combina el auge de la genealogía, la recuperación de la memoria familiar y el interés por los orígenes personales. Aunque su expansión ha sido silenciosa, ya supone una vía estratégica de desarrollo para zonas rurales afectadas por la despoblación y un nicho en crecimiento dentro del turismo cultural.

Este tipo de viajes abarca desde visitas emotivas a localidades de origen familiar hasta investigaciones profundas en archivos parroquiales y civiles. Plataformas digitales, redes sociales y foros especializados han facilitado en las últimas décadas que millones de personas reconstruyan sus árboles genealógicos, conecten con sus raíces y planifiquen viajes cargados de sentido y simbolismo.

Turismo de raíces vs. turismo genealógico

Aunque a menudo se utilizan indistintamente, ambos conceptos presentan matices. El turismo de raíces implica visitar un lugar de origen familiar sin un trabajo documental previo, mientras que el turismo genealógico incorpora una labor investigativa previa o durante el viaje. Esta última modalidad puede incluir consultas en archivos eclesiásticos, certificados de nacimiento o matrimonio, así como visitas a cementerios y antiguas propiedades familiares.

Un perfil de viajero muy definido

El perfil mayoritario es el de personas mayores de 50 años, con poder adquisitivo medio-alto, generalmente jubiladas o próximas a la jubilación, y con tiempo y motivación para investigar sus raíces. También destacan los descendientes de españoles en el extranjero, especialmente en América Latina, Estados Unidos y Canadá, donde los vínculos con España siguen vivos en la cultura familiar.

España, todavía en fase inicial

A diferencia de países como Irlanda, Escocia o Portugal, donde existen campañas públicas consolidadas, España carece aún de una estrategia nacional en torno al turismo de raíces. No obstante, regiones como Cataluña, Andalucía o Castilla y León ya cuentan con iniciativas privadas y proyectos que facilitan el acceso a documentación histórica y rutas personalizadas.

A pesar de esta carencia institucional, España dispone de un potencial enorme: millones de descendientes repartidos por el mundo, una vasta red documental en parroquias, notarías y archivos históricos, y centenares de municipios rurales que podrían beneficiarse directamente de este tipo de visitante.

Una oportunidad para revitalizar pueblos

Según datos del Ministerio de Cultura, en 2023 el 22,6 % de los turistas internacionales llegaron por motivos culturales, una cifra superior al 19,3 % de 2022 y al 17 % de 2021. Aunque no existen datos específicos para el turismo genealógico, se estima que parte de este crecimiento responde a la búsqueda de raíces y experiencias personales.

Expertos como Ricardo Urrestarazu, profesor de Política Económica en la Universidad de Málaga, destacan que este turista llega emocionalmente predispuesto a valorar el lugar de origen. “Eso, en marketing turístico, es una ventaja invaluable”, afirma. Además de alojarse y comer, estos viajeros consumen cultura, participan en talleres de memoria y visitan archivos, lo que genera un impacto económico diversificado.

Claves para impulsar este modelo turístico

Para consolidar esta tendencia, los expertos proponen:

  • Digitalizar archivos históricos y parroquiales y facilitar su acceso internacional
  • Lanzar campañas dirigidas a descendientes de españoles en el exterior
  • Formar guías especializados en genealogía y memoria histórica
  • Fomentar alianzas entre ayuntamientos, universidades y archivos
  • Diseñar rutas personalizadas y productos turísticos vinculados a la historia y la identidad

Viajar al pasado, una experiencia transformadora

El turismo genealógico no es una moda pasajera. Es una forma emocional de viajar que conecta generaciones, preserva la historia colectiva y permite redescubrir la autenticidad en un mundo globalizado. España, con su patrimonio documental y su vasta diáspora, tiene en este fenómeno una herramienta poderosa para el futuro de su turismo rural y cultural.

Comentarios


EN TITULARES