Caperucita en el Rincón de Ademuz
Elvira Lindo sorprende con su última novela al
presentarnos, por medio de una voz infantil, la historia de una niña: un
fragmento de su vida enmarcada en el regreso al pueblo natal de su madre.
La niña, que protagoniza y narra la novela, es
Julieta, tiene 11 años y una imaginación sin límites. El texto arranca al final
del curso escolar. Julieta ha manifestado en el colegio un carácter difícil y
su madre es llamada a hablar con la tutora.
Una mochila repleta de deberes no amenaza el verano
que está a punto de comenzar: una época bulliciosa y llena de promesas para una
niña que visita el pueblo familiar adentrándose en el mundo rural por primera
vez.
"La percha sobre la que Elvira Lindo coloca la
vívida voz de Julieta no es otra que la Caperucita Roja de Perrault"
Pudiera parecer, en el primer tercio de la obra, que
cada escapada de Julieta del entorno casero, cada huida al territorio ignoto de
las montañas y bosques de Ademuz es una caída a las fauces del lobo. Sin
embargo, repentinamente, la novela de Lindo toma otros derroteros: inicia una
zambullida literaria al mundo clásico de los cuentos infantiles. La percha
sobre la que Elvira Lindo coloca la vívida voz de Julieta no es otra que la
Caperucita Roja de Perrault, pues la novela descubre, en capas narrativas, la
historia de los ancestros de la niña: su madre, su abuela, Virtudes, Milagros,
Emma y otras mujeres del pueblo, así como los lobos que las asediaron.
"De En la boca del lobo sorprende y cautiva la
construcción de un personaje, un ambiente y una sociedad a través de la voz de
una niña"
Julieta también tiene un lobo y, aunque lo
descubramos en las últimas páginas de En la boca del lobo, la frescura y viveza
de esta obra nos mantendrá expectantes, deseando paladear sus aventuras
estivales, acompañando a la protagonista en su enfrentamiento con el lobo
feroz.
De En la boca del lobo sorprende y cautiva la
construcción de un personaje, un ambiente y una sociedad a través de la voz de
una niña. Quizá esta característica —que es la única que une a la novela con el
célebre Manolito Gafotas, o con la Caperucita en Manhattan de Carmen Martín
Gaite (a esta obra, además, le une el deseo de libertad de la protagonista)— ha
convertido la lectura de esta Caperucita en Ademuz en una auténtica delicia. No
se la pierdan / Raquel Jiménez – Zenda libros
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