Estudian el potencial de un biocombustible obtenido a partir de piel de naranja
Actualmente, existe una preocupante necesidad de
buscar alternativas sostenibles para sustituir los combustibles fósiles,
especialmente en el sector transporte, cuya dependencia de estos combustibles
no renovables es superior al 97 % en la Unión Europea.
Un equipo de investigadores de la Universidad
Politécnica de Madrid (UPM) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha
utilizado residuos de la industria frutícola para extraer aceite de naranja y
analizar su potencial como combustible para biorreactores.
Los resultados obtenidos, publicados en 'Renewable
Energy', demuestran que dicho aceite es una alternativa viable para ser
mezclado hasta en un 15 % con combustible para aviones, sin ningún
inconveniente significativo para el rendimiento de los mismos, y cumpliendo con
todos los requisitos de las normas de aviación.
El biocombustible ha sido tratado para reducir su
tendencia a la formación de hollín, por lo que su uso ayudaría a disminuir las
emisiones contaminantes de los combustibles actuales.
La industria frutícola y, en concreto, la industria
del zumo de naranja genera una gran cantidad de subproductos y residuos, hasta
30 millones de toneladas anualmente, que precisan ser gestionados para evitar
graves problemas económicos y medioambientales. Estos residuos tienen un gran
contenido en terpenos, cuya transformación permite obtener biocombustibles
adecuados para ser mezclados con los carburantes convencionales, tanto en
aviación como en automoción. Entre estos residuos, las pieles de naranja
contienen aceite de naranja, que se puede extraer por prensado o mediante uso
de disolventes.
El aceite de naranja, principalmente constituido por
D-limoneno, se podría emplear como biocombustible en aviación y en automoción
por sus excelentes densidad y poder calorífico (conjuntamente, indican la
cantidad de energía almacenada en el depósito del vehículo) y propiedades de
flujo en frío (esto es, el comportamiento del biocombustible a bajas
temperaturas).
No obstante, la elevada tendencia a la formación de
hollín del aceite de naranja durante su combustión hace necesaria su
transformación mediante el proceso químico de hidrogenación. "La principal
ventaja de este proceso es que la hidrogenación completa del combustible
permite reducir su emisión de hollín un 55 %, según hemos comprobado en nuestro
estudio", señala David Donoso, investigador de la ETS de Ingeniería
Industrial de la UCLM.
"La introducción del aceite de naranja (y de
otros terpenos derivados de cítricos) en un nuevo mercado, como el de los
combustibles para el transporte, tiene especial interés", indica David
Bolonio, investigador de la ETSI de Minas y Energía de la UPM, otro de los
miembros de equipo que ha llevado a cabo el estudio.
El aceite de naranja derivado de la industria del
zumo podría sustituir al 0,1 % o al 0,02 % del queroseno y del diésel
consumidos en España en 2019, respectivamente. Claramente, la incorporación del
aceite de naranja al mercado de los biocombustibles no bastaría para cumplir
los objetivos de reducción de emisiones contaminantes para atenuar los efectos
del cambio climático, pero ayudaría. "En el escenario energético futuro,
se deberán emplear múltiples fuentes de biocombustibles para sustituir a los
combustibles fósiles", concluyen los investigadores.
.-
Comentarios
Publicar un comentario