“Como no nos dejan limpiar los restos en invierno, acaban ardiendo sin control en verano"
© LUIS IBÁÑEZ | Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos,
ante el terrible mapa de incendios que lleva asolando el país todo el verano,
quiere llamar la atención sobre el papel que pueden tener agricultores y
ganaderos en la prevención y sobre el error de algunas políticas ambientalistas
que conducen al abandono y el descuido de las superficies agrarias y
forestales.
Unión de Uniones insta a la Administración a hacer
una reflexión sobre la importancia de mantener los montes limpios todo el año y
la labor que realizan los agricultores y ganaderos en la limpieza de ese
combustible sobrante.
Según los datos del Sistema Europeo de Información
sobre Incendios Forestales, en lo que va de año, ya han ardido cerca de 230.000
hectáreas, con más de 350 siniestros, superando la cifra de 2012 que hasta
ahora había sido el año peor de la serie histórica de los últimos 15 años.
Las olas de calor extremo, agravadas por el cambio
climático y la sequía, el estado de los bosques y montes y, en muchas
ocasiones, la mano humana, han desencadenado terribles incendios por todo el
mapa ocasionando daños irreparables, como
los producidos en el Parque Natural de Monfragüe, entre otros.
Unión de Uniones critica a la Administración el
excesivo celo impuesto para las autorizaciones de quemas agrícolas y de restos
vegetales cuando son acciones muy útiles destinadas a limpiar material
susceptible de arder accidentalmente, como ha ocurrido recientemente en una finca
de olivos en Baza, Granada.
La ley de residuos y suelos contaminados para una
economía circular supone un estorbo para la limpieza de los montes
En este sentido, ha criticado que la nueva ley
estatal de residuos y suelos contaminados para una economía circular establezca
una prohibición general para la eliminación de restos agrícolas y selvícolas
mediante la quema controlada y fuera de las épocas de máximo riesgo de
incendio, salvo excepciones muy medidas. La eliminación por otros medios es
costosa y complicada en muchos casos, lo que repercute en gastos adicionales
para el agricultor o ganadero.
Este hecho afectaría de manera directa a más de
900.000 explotaciones agrarias, del orden de 12 millones de hectáreas de
superficies arables de cultivos herbáceos y casi 5 millones de hectáreas de
cultivos permanentes y leñosos, lo que supondría un nuevo palo en las ruedas
para los agricultores.
La organización insiste en que con quemas
localizadas y perimetradas el peligro es menor en comparación con el de no
hacerlas. “Cuando se produce un incendio hace falta una chispa, pero no es lo
mismo que esta se produzca en un monte limpio”; comentan desde la organización.
“Las tareas de prevención no se corrigen con ayudas a las ovejas bomberas, que
son casi anecdóticas, sino dejando hacer la buena labor de reducción de
material combustible que hasta ahora veníamos haciendo”, añaden.
Asimismo, pide a las administraciones competentes
amplitud de miras y no dejarse llevar por un ecologismo mal entendido que no
permite las quemas agrícolas y que aporta soluciones poco prácticas y acosta de
los agricultores. “Lo que no nos dejen quitar de forma vigilada en el invierno,
con limpias, quemas y aprovechamientos, va a estar ahí en el verano aumentando
la gravedad del incendio si por desgracia sucede”.
Igualmente, Unión de Uniones destaca la importante
labor que desempeña la ganadería extensiva y el peligro que podría ocasionar su
desaparición, dejando pastos abandonados. “A veces se olvida, pero el paisaje
no es un mero decorado y no podría mantenerse sin el trabajo de los
productores”, insisten. “El problema de abandono de superficies por falta de
rentabilidad es cada vez más cierto… y lo que se abandona y no se cuida, se
acaba perdiendo”, finalizan.
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