Las Fallas generan “contaminación negativa” según la UPV
La contaminación de la cremà se “compensa” al cortar el tráfico y evitar la contaminación de los vehículos durante estos días
La cremà contamina, pero aún sale “rentable” al medio ambiente porque evita que los vehículos contaminen aún más al cortarse las calles. Es la conclusión de un estudio de la Universitat Politècnica de València, donde ha colaborado la Falla Convento Jerusalén (que además de dársele bien ganar primeros premios, se preocupa mucho por el medio ambiente).
Más
de 4.400 ton de CO2 al año es lo que se estima que emiten las fallas de València
en un año (en especial con la cremà), pero también evitan la circulación de
tráfico rodado y con ello la emisión de 5.840 ton de CO2 . Esta estimación
proviene del estudio del grupo TICs contra el Cambio Climático de la
Universitat Politècnica de València y la empresa Geminis Tools, en el cual está
colaborando la Falla Convento Jerusalén-Matemático Marzal.
Para
elaborar dichos cálculos se ha realizado una simulación en la plataforma SITE
de Geminis Tools, en la cual se ha tenido en cuenta el número de comisiones
falleras en la ciudad de València (casi 400) y su volumen en función de la
sección en la que concursan. Los 4.400 ton de CO2 anuales que se han estimado
son equivalentes a la emisión de 1.500 vehículos circulando durante el mismo
período, y para compensarlo haría falta plantar 25.000 árboles de tipo
mediterráneo. La Falla Convento pone de su parte para compensar sus emisiones
de CO2 dentro de su proyecto “Convento más verde”, plantando los árboles
necesarios como ya hizo en Llíria.
Pero
no todo es negativo. Gracias a los cortes de tráfico de la semana fallera, hay
una reducción del tráfico rodado en València que supone menos contaminación
atmosférica. La plataforma SITE, en base al dato real de los vehículos privados
que dejan de circular, calcula que se dejan de emitir 5.840 ton de CO2 durante
las semanas de actividad fallera. Por tanto, lo que se deja de contaminar es
más que lo que contaminan las Fallas, según este estudio.
Dentro
de su apuesta por el medio ambiente, la Falla Convento Jerusalén utilizó
hidrógeno verde para quemar sus fallas en sustitución de otros combustibles
usados normalmente, como la gasolina. Este hidrógeno se obtiene del agua y no
emite ningún gas nocivo para la atmósfera.
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