Ca la Vila y la Iglesia de la Asunción, espejo centenario de Llíria

+ TURIA | Con la visita a los edificios renacentistas y barrocos se pone fin al programa 'Sinfonía de Culturas', un paseo guiado por los 2.000 años de historia de la ciudad
El edificio de Ca La Vila y la iglesia de la Asunción son los mejores exponentes del período renacentista y barroco en Llíria, y en su recuerdo y puesta en valor, desde la Oficina de Turismo de la ciudad edetana han puesto en marcha este fin de semana la última de las visitas guiadas por la historia de la ciudad dentro del programa 'Sinfonía de Culturas'.

Desde el mes de abril Turisme Llíria ha organizado varias visitas guiadas para recorrer las diferentes fases históricas del municipio, desde la ruta por la Edeta romana, con los mausoleos romanos y el Museo Arqueológico, a la Lliria medieval con las baños árabes y la iglesia de la sangre, pasando por la Llíria del Renacimiento y Barroco, con el que completan este recorrido de 2.000 años.
Una decena de personas han participado en la mañana de hoy sábado en esta visita a los monumentos más representativos de este período. De la mano de Joan Collado, técnico de turismo local, los visitantes han podido pasear por la Llíria de finales del siglo XVI y XVII.
Ca la Vila: el corazón de Llíria
La visita se ha iniciado en el palacio conocido como 'Ca la Vila', actual edificio consistorial de estilo renacentista construido entre 1596 y 1602 para acoger las instituciones municipales de carácter foral de la villa real de Llíria; la Sala del Consejo, la Cámara de los Jurados, el Almudín, la Corte de Justicia y la Prisión.
Ca la Vila, declarada Bien de Interés Cultural, es una sólida edificación de tres plantas construida a base de mampostería y sillar en las esquinas, las jambas y los dinteles de puertas y ventanas.
La fachada principal presenta una ordenación irregular de puertas y ventanas que rompen la proporcionalidad y le dan un aire manierista. La puerta principal está compuesta por un arco de medio punto sobre dos pilastras dóricas y está rematada por un relieve de piedra que representa el escudo de la villa entre ángeles y jarrones decorados. La planta superior es una logia conformada por una arquería de ladrillos coronada por una pronunciada cornisa.
En la planta baja se ubica, a la derecha, la Corte de Justicia y la Prisión, y a la izquierda, el Almudín, antiguo almacén de grano y actual salón de plenos del Ayuntamiento del municipio. El interior del Almudín es de planta rectangular dividida por tres arcos de medio con cinco grandes ventanales de rejas de hierro forjado enmarcados por sillares. Una de las curiosidades del recinto son las inscripciones en grafito que aun se conservan, realizadas entre 1680 y 1682.
En la primera planta se sitúa la Sala del Consejo, parte noble del palacio, donde se reunían los consejeros de la ciudad, unos 100 magistrados que representaban a las principales familias de la villa. Se trata de una gran sala dotada de grandes ventanales con los bancos conocidos como 'festejadors'. La sala fue reformada en el siglo XIX al estilo isabelino con pinturas que representan a los lirianos ajusticiados por Ramón Cabrera, el 'Tigre del Maestrazgo', en la confrontación de las Guerras Carlistas como venganza por la ejecución de su madre.
En la segunda planta se sitúa la Cámara de los Jurados. Sala donde se reunían los magistrados de máxima responsabilidad municipal para deliberar y tomar. En la actualidad acoge dependencias del Ayuntamiento. Los visitantes visionaron aquí una completa proyección documental sobre la historia y patrimonio de Llíria.
La Catedral de Edeta
La Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora se construyó entre los años 1627 y 1676, aunque su fachada con esculturas no fue terminada hasta el año 1704. Fachada-retablo que en la actualidad está siendo rehabilitada y que tiene enormes similitudes a la de la iglesia del Carmen, en Valencia, y a la parroquial de Chelva, en Los Serranos, no en vano fue edificada por el mismo artista, Tomás Lleombart.
Se trata de una iglesia barroca que sigue el espíritu de la Contrarreforma. Su construcción sigue los preceptos arquitectónicos de San Carlos Borromeo, adaptados en Valencia por el arzobispo Isidoro Aliaga. Según ellos las iglesias debían ser majestuosas con el fin de impresionar a los fieles.
Los planos de su construcción son obra del jesuita Pablo Albiniano de Rajas. Los maestros de obra fueron Martín de Orinda y Tomás Leonard Esteve. Posteriormente se incorporó Pedro de Ambuesa, quien probablemente ejecutó la fachada; las imágenes son obra del escultor Raimundo Capuz realizadas entre 1700 y 1704.
De proporciones hercúleas aunque 'engañosa' a la vista, al encontrarse anexada por edificios modernos, sorprenden por sus dimensiones sus tres naves con arco de medio punto comunicadas por arcos del mismo estilo. Destaca el crucero, el presbiterio y la cúpula con tambor octogonal que descansa sobre pechinas, colorista y del más puro barroquismo, además del baldaquín sobre la Virgen, traído desde la Catedral de Valencia, al estilo del Pilar zaragozano. Junto al altar se conserva el mausoleo de los duques de Llíria y de Alba, construido en Roma por el escultor José Álvarez.


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