Alcublas, cuna del helado y las horchaterías
Cuando hablamos de helados tradicionales
valencianos, se suele hacer referencia a las familias alicantinas de Xixona e
Ibi, que se asentaron en diferentes zonas de nuestra geografía. Luego están los
pioneros de Alcublas, vinculados a las proto-horchaterías-heladerías de
Valencia capital: El Siglo (1836), Santa Catalina, Dr. Collado (1892), todas
ellas céntricas y muy antiguas. Establecimientos fundados con anterioridad a
uso de corriente eléctrica, por lo tanto dependientes del hielo natural que se
obtenía del nevero alcublano, que era el más próximo a la capital.
Tal como Paco Alonso en La Vanguardia, hay
referencias de los pozos para conservar la nieve en el tomo II de
"Valencia antigua y moderna", a finales del siglo XVIII. Luis
Castellvi, apodado "Don Luis de la Nieve", en 1549 tomó la iniciativa
de construir estas neveras naturales. Según zonas se denominaban pous de la
neu, ventisqueros, cavas, etc. Las cargas de nieve eran transportadas desde
esos pozos, en caballerías, viajando de noche, llevando el preciado maná hasta
las más lejanas ciudades y villas de los reinos de Valencia y Murcia.
De "Nevaters" de Alcublas, Ibi, además de
otros muchos pueblos partió la iniciativa de crear sorbetes y refrescos,
llegando a tener una gran especialización. Según Almela y Vives -
"Valencia y su reino" (1965) No fue hasta bien entrado el siglo XX
que proliferó la venta ambulante de horchata de chufas y agua cebada,
granizadas "mediante unos graciosos carritos tirados por sendos jumentos y
adornados de campanillas..." Luego vendrían los helados mantecados e
infinidad de productos que todos conocemos.
Sin embargo hay una tercera vía, "la estirpe de
la escarcha", que no debemos obviar, más que nada por su gran aportación
al helado clásico artesanal, al ser creadores de sabores inéditos, texturas sofisticadas
y formatos innovadores. Me refiero a las familias Tacco y Brustolon.
Valencianos de pura cepa con apellidos italianos. Buena mezcla. Se instalaron
aquí para hacer helados a su manera. La tercera generación sigue igual,
haciendo lo mismo, y esta es su historia.
Poco antes de estallar la guerra civil, en 1935, Angelo Brustolon y su esposa Dora Tacco, vinieron buscando suerte a Valencia desde el Valle de Zoldo, en la corazón de los Dolomitas Bellunes, región de Véneto. Algo poco habitual, ya que la inmensa mayoría de hábiles artesanos de aquella zona, cuya economía se basaba en hacer helados, lo normal era que emigrasen a centro-europa.
Ser heladero era un oficio especializado como para
ganarse bien la vida en otros lugares, pero no allí. Vendían sus helados durante
el verano en carritos ambulantes, como nosotros. La primera heladería que
montaron los Brustolon-Tacco estuvo frente a la estación del norte, donde hoy
se ubica Cortefiel. La guerra truncó el negocio y retornaron a Italia mientras
duró la contienda civil. Al estallar la II Guerra Mundial, volvieron. En la
mente de aquella familia se mantuvo la idea de vivir en Valencia, y así lo
hicieron abriendo su heladería definitiva en Avd. Antiguo Reino. Dora y Angelo
dejaron el negocio en manos de su hijo Carlo y su mujer Maruja. La pareja tuvo
cinco hijos: Sandro, Flavio, Mario, Paola e Ivana. Actualmente la regentan
Mario y Flavio, sin haber cambiado prácticamente nada, ni estilo, ni la
formulación de sorbetes y helados. ¿Qué cambias cuando algo es (casi) perfecto?.
Local con solera que mantiene los rasgos de la época. Espejos y mostrador son
los mismos. Conservan uno de los arcones para enfriar con agujero para meter
barras de hielo. A pesar de existir luz eléctrica era muy común en los años 50,
60 y 70 seguir enfriando las neveras con hielo. Flavio Brustolón recuerda:
"Los vecinos bajaban en verano con sus jarras para que las llenásemos con
el agua fría del depósito". Servidor es un poco más viejo que Flavio, y
también recuerdo la mayoría de merenderos de la playa del Cabanyal con una
frágil acometida eléctrica para cuatro bombillas, pero los arcones alimentados
con barras de hielo, así enfriaban botellas y alimentos / LEER ARTÍCULO COMPLETO
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