El escarabajo de la trufa causa estragos en la producción valenciana
El escarabajo de la trufa (Leiodes cinnamomeus) ha
causado pérdidas de producción y depreciaciones del valor comercial que superan
el 80% de las trufas negras (Tuber melanosporum) cultivadas en la Comunidad
Valenciana, sobre todo en las plantaciones adultas. Así lo advierte la
Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), que pide a las
administraciones que potencien la investigación para hallar soluciones eficaces
contra esta plaga. El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de
Aragón (CITA) identificó en una trufera de El toro (Castellón) un posible
agente de control biológico de esta plaga en un estudio cuyos resultados se han
publicado en la revista Phytoma.
AVA-ASAJA apuesta por la investigación de
alternativas que permitan reducir los ataques del escarabajo de la trufa en las
explotaciones, tales como el control biológico, el trampeo masivo y prácticas
culturales. El grupo Ecología Química Agrícola (CEQA), de la Universitat
Politècnica de València, empezó en 2016 a estudiar compuestos volátiles
atrayentes de escarabajo y prácticas culturales, a través de un convenio con el
Gobierno de Aragón, “pero este proyecto no tuvo continuidad con la Generalitat
Valenciana debido a la baja incidencia de este coleóptero en la comunidad hace
una década”, reconoce Vicente Navarro, uno de sus investigadores.
Actualmente, la Universidad Autónoma de Barcelona
analiza la incidencia de nematodos entomopatógenos frente a esta plaga,
mientras el CITA estudia la mejora de la eficacia de atrayentes con aroma de
trufa e identificó una especie de carábido con capacidad para depredar al
escarabajo de la trufa. Se trata de Percus patruelis, que se alimenta de larvas
y adultos de L. cinnamomeus. En este estudio publicado en Phytoma, pionero en
la evaluación de la diversidad de artrópodos presente en truferas comerciales,
llegaron a detectarse la presencia de diez órdenes de artrópodos. Sobre todo,
coleópteros, entre los que se incluye P. patruelis.
Entre las medidas culturales para el manejo de la
plaga, Vicente Navarro recomienda “una recolección continuada (dos o tres veces
a la semana) a partir de noviembre, para retirar las trufas antes de que
maduren y sirvan de refugio para los escarabajos, así como retirar la tierra
que rodea a las trufas afectadas para eliminar los huevos, larvas o adultos que
las acompañan. No obstante, como el escarabajo de la trufa únicamente tiene una
generación al año, el proceso de investigación resulta largo y difícil”.
Los productores lamentan que las trufas extraídas
del suelo con presencia de este coleóptero pierden todo o buena parte de su
elevado valor en el mercado. Los precios en origen de esta temporada se han
situado entre 400 y 600 euros por kilo (€/kg), incluso hasta los 1.000 €/kg,
debido precisamente a la escasez de oferta que ha ocasionado dicha plaga. Sin
embargo, la afección del escarabajo sobre la imagen estética del producto, que
restringe de forma drástica el canal de venta Horeca (hoteles y restaurantes),
y la sobremaduración que genera el escarabajo, han hundido las cotizaciones, en
caso de encontrar comprador, a apenas 80-90 €/kg, es decir, a la quinta parte
respecto a una trufa en buen estado.
José Orduña, asociado de AVA-ASAJA en El Toro,
lamenta que hay semanas, sobre todo de noviembre a enero, “que no vendía ni un
kilo de trufas libre de escarabajo, lo que ha mermado absolutamente la
rentabilidad de mi explotación. Porque el trabajo es el mismo, pero los
ingresos han caído una barbaridad. Si seguimos así, sin sacar nada útil contra
la plaga, esto se acaba. Y es mucho lo que está en juego, pues la truficultura
se ha convertido en la alternativa de cultivo más atractiva para la gente joven
y sin ella aumentaría el despoblamiento de estas comarcas del interior”.
El experto en truficultura Santiago Reyna subraya
que “el escarabajo no es una plaga nueva, pero en la última década está
multiplicando sus poblaciones y sus daños a niveles históricos conforme las
plantaciones se intensifican y garantizan una producción estable. Cuando la
trufa era silvestre había años sin producción en los cuales los escarabajos se
morían por falta de alimento, y en años posteriores no les daba tiempo a
reproducirse a nivel de plaga. Ahora, al ser continua la producción, los
escarabajos no tienen ningún año en que no tengan comida”.
AVA-ASAJA insiste en solicitar a la Generalitat
Valenciana que realice las gestiones oportunas para que las plantaciones
truferas en terrenos agrícolas de la Comunidad Valenciana sean consideradas
como cultivos agrícolas, en las mismas condiciones que el almendro o el olivar,
en lugar de mantener su clasificación como forestales, lo que acarrea trabas y
una pérdida de competitividad respecto a otras comunidades. La Conselleria de
Agricultura se comprometió a estudiar vías legales, junto a la Conselleria de
Medio Ambiente, en aras de atender esta demanda.
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