Tuéjar rinde honores este sábado a San Diego de Alcalá

 

La localidad de Tuéjar tiene en San Diego de Alcalá su primera parada festiva dentro de su calendario festivo de otoño-invierno.

Será este sábado, 13 de noviembre (respetando la fecha exacta de la onomástica), cuando los vecinos de este municipio serrano honren a su patrón, advocación singular que no es habitual encontrar en la agenda festiva valenciana.

Los actos arrancarán a las 11 de la mañana con la celebración de la Santa Misa en honor al Santo. A continuación tendrá lugar un aperitivo popular en la Plaza.

Ya por la tarde continuarán los actos litúrgicos con la procesión con la imagen del Patrón por las calles de la localidad con un nuevo aperitivo para cerrar la fiesta.

Un Santo viajero

Nació a finales del siglo XIV en el seno de una familia modesta, en el pequeño pueblo de San Nicolás del Puerto, al norte de la provincia de Sevilla y en plena Sierra Morena.

Desde su más temprana juventud se consagró al Señor como ermitaño en la capilla de san Nicolás de Bari, en su localidad natal, y después en el eremitorio de Albaida bajo la dirección espiritual de un sacerdote ermitaño.

Fue un hombre bastante viajero para su tiempo; vivió en Canarias, Roma, Castilla y Andalucía y recorrió numerosos lugares de Córdoba, Sevilla y Cádiz. Durante su peregrinación a Roma pasó por numerosos lugares de España, Francia e Italia. Residió en los conventos de La Arruzafa (Córdoba), Lanzarote, Fuerteventura, Sanlúcar de Barrameda, Santa María de Araceli (Roma) y Santa María de Jesús (Alcalá de Henares), donde falleció en 1463.

Fue el único santo canonizado a lo largo de todo el siglo XVI, por el papa Sixto V, el 10 de julio de 1588, culminando el proceso introducido por Pío IV a instancias del rey Felipe II de España, convirtiéndose en el primer santo español de la Edad Moderna. Entre los seis milagros aprobados por la Sagrada Congregación de Ritos para su canonización, el más famoso es, precisamente, la curación del príncipe Carlos.

Otro milagro que se le atribuye es el de haber salvado, en un viaje que hizo a Sevilla durante su estancia en la Arruzafa, a un niño que imprudentemente se había metido y dormido en un horno, el cual fue encendido mientras tanto. Tras la mediación de Diego el pequeño apareció fuera del horno sin la menor quemadura. Éste y otros milagros los solía atribuir el humilde fraile a la intervención de la Virgen María.

Sus restos se encuentran desde entonces en la Catedral de Alcalá de Henares. Actualmente se conservan en una urna de plata del siglo XVII, y su cuerpo incorrupto se expone todos los años el 13 de noviembre.

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