La madera de dos árboles mantenía en funcionamiento durante un día las termas romanas de Mura
Un trabajo de investigación del profesor de la UPV Santiago Tormo es el ganador del 16º Premio Demetrio Ribes, dotado con 6.000 euros
La madera de dos árboles era suficiente para mantener en funcionamiento durante un día los 4.000 m2 de las termas romanas de Mura, localizadas en la ciudad romana de Edeta (la actual Llíria).
“Los
romanos eran expertos en la eficiencia energética y la funcionalidad de sus
construcciones, y buscaban siempre el máximo aprovechamiento de la carga
térmica”, explica Santiago Tormo, arquitecto técnico, doctor por la UPV y
ganador del Premio de Investigación Demetrio Ribes por su trabajo Funcionalidad
hídrica y térmica de los complejos termales romanos. Las termas mayores de Mura
en Llíria (Valencia)
La
idea de realizar esta investigación le surgió mientras participaba en la
intervención arquitectónica realizada en el monumento entre los años 2009 y
2012, que dirigió el arquitecto Julián Esteban Chapapría. “Me encantó tanto la
idea de cómo los romanos gestionaban ese tipo de ingeniería y de arquitectura
para conseguir una funcionalidad tan perfecta, que empecé a investigar las
características termales, hídricas y arquitectónicas del edificio”, anota
Santiago, profesor asociado de la UPV.
Fuego, agua y aire
Las
termas romanas eran una de las instalaciones más complejas en cuanto a
ingeniería y construcción, ya que requerían controlar perfectamente los efectos
del fuego, el agua y el aire.
“Los
romanos hacían puentes muy grandes, acueductos, sabían traer agua desde un
sitio a otro con conductos… pero la ingeniería de poner en marcha un complejo
termal como el de Llíria requería el máximo nivel de exigencia para los
ingenieros y arquitectos de la época”, cuenta Santiago.
Su
trabajo de investigación se ha centrado en estudiar cómo sería el
funcionamiento de las termas: cuánta madera era necesaria para encender los
hornos; qué temperatura se alcanzaba en cada sala; los tiempos necesarios para
abrir o cerrar los conductos, y cuándo encender o apagar los hornos.
“El
día comenzaba con el encendido de los hornos, dos horas antes de la apertura de
las termas, y poco a poco se iban abriendo los conductos de ventilación, desde
el más lejano al más cercano. Una vez calefactadas las distintas salas, tanto
el caldario como el tepidario, se iba reduciendo la entrada del aire para
aprovechar todo el calor que generaba la madera. Si hacía falta, se añadía más
leña y, dos horas antes de cerrar el complejo termal, se iban cerrando los conductos
y se aprovechaba el calor residual”.
“En
términos de ingeniería, es fantástico”, explica Santiago Tormo, “porque medían
exactamente hasta el mínimo espesor necesario para que el aire pudiera circular
rápidamente y llegar a todos los extremos; los materiales más resistentes, los
ponían en las bocas dónde estaba el fuego; calculaban dónde poner el ladrillo
que tenía mejor carga térmica para transmitir la conductividad térmica, y el
hipocausto (el sistema de calefacción del suelo) se gestionaba a través de una
sala de arcos que permitía la circulación del aire de una manera muy efectiva”.
Santuario oracular y termas
romanas de Mura
El
santuario oracular y las termas romanas de Mura constituyen uno de los
conjuntos arquitectónicos más singulares e importantes de la Hispania Romana.
Su construcción se debe al gobernador y militar Marco Cornelio Nigrino, nacido
en el año 40 del siglo I en Edeta (Llíria).
Los
hipocaustos del tepidario y caldario, así como sus praefurnium (hornos) y la
piscina cálida de las termas femeninas, que mantiene su pavimento original,
tienen un alto nivel de conservación. En noviembre de 2018 fueron declarados
Bien de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana.
Premio de Investigación Demetrio
Ribes
Santiago
Tormo ha ganado con este trabajo el 16º Premio de Investigación Demetrio Ribes,
dotado con 6.000 euros.
El
premio, convocado por la Cátedra Demetrio Ribes, tiene como objetivo promover
trabajos de investigación sobre la historia del transporte y de la obra pública
en la Comunitat Valenciana.
La
Cátedra Demetrio Ribes fue creada en 2003 por la Universitat de València-Estudi
General y la homóloga de la actual Conselleria de Política Territorial, Obres
Públiques i Mobilitat, y recibió el nombre de Demetrio Ribes, arquitecto de la
Estación del Norte de València y de otros importantes edificios de la Comunitat
Valenciana, Barcelona y Madrid.
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