El sector insta a Europa a frenar las importaciones de cítricos turcos con plaguicidas no autorizados
Durante el mes de enero, 57 lotes de cítricos procedentes de este país hicieron saltar una alarma por sufrir anomalías al pasar alguna de las inspecciones programadas
El Comité de Gestión de Cítricos ha exigido a la Comisión Europea que actúe con carácter de urgencia para frenar la ola de importaciones de cítricos procedentes de Turquía con problemas de residuos de plaguicidas.
El sistema de alerta rápida para alimentos de la
Unión Europea, RASFF, señala que en 2020 ya se registró una cifra récord de
rechazos en frontera en cítricos turcos, agravándose en las últimas semanas de
este mismo año.
De hecho, durante el mes de enero, 57 lotes de
cítricos procedentes de este país hicieron saltar una alarma por sufrir
anomalías al pasar alguna de las inspecciones programadas: la inmensa mayoría
por acreditarse a través de pruebas de laboratorio la presencia de
fitosanitarios no autorizados.
“Las cifras del RASFF son muy preocupantes y exigen
una reacción inmediata por parte de las autoridades sanitarias de la UE porque
esto podría degenerar, en un momento dado, en un problema de seguridad
alimentaria y porque, además, evidencian la compe-tencia desleal que sufre la
citricultura española, que no dispone de las armas para luchar contra las
plagas o los problemas de postcosecha que sí usan, en este caso, los
citricultores turcos”, señala la presidenta del Comité de Gestión de Cítricos,
Inmaculada Sanfeliu.
Las incidencias detectadas se refieren a partidas de
limones, naranjas, pero sobre todo de mandarinas turcas en las que los
inspectores oficiales acreditan que bien superan el límite máximo de residuos
permitido (LMR, en partes por millón), bien han sido tratadas con sustancias
activas prohibidas en la UE por su alta toxicidad y por ser poco respetuosas
con el medioambiente.
La situación es especialmente preocupante en el caso
de las mandarinas turcas por varios motivos. De un lado, porque tanto durante
2020 como en lo poco que llevamos de año acaparan la mayor parte de las
alertas: en 2020 fueron 26 los lotes rechazados por problemas fitosanitarios
pero es que, en ésos sólo 29 días de enero se ha superado tal cantidad.
Además, las mandarinas fueron incluidas por primera
vez en el listado de alimentos de ‘especial vigilancia’ de la UE en mayo de
2020 y fue a partir de entonces cuando se estableció que la frecuencia de los
controles en frontera fuera del 5% de los lotes, un porcentaje mínimo frente al
10% que se impuso también entonces a las naranjas, que contrasta igualmente con
el 40% de los lotes que llegaron a revisarse en su (peor) momento para los
limones y pomelos turcos o incluso con el 50% que se impone a aquellos
alimentos asociados a países de procedencia que son conside-rados como de
extremo riesgo.
Para el Comité de Gestión de Cítricos es un umbral
muy bajo para haber registrado tan ingente cantidad de rechazos en frontera. Por
lo que reclaman a la competente en materia de seguridad alimentaria que eleve
“de inmediato” este umbral mínimo de inspección en el caso de las mandarinas
hasta el 30 ó el 40% o incluso advierta a las autoridades turcas de un posible
veto temporal a la importación de la UE hasta que no se acredite que pueden
cumplir con la normativa vigente.
Conviene recordar a este respecto que Turquía ya fue
formalmente cuestionada a este respecto tras ser auditada por inspectores de la
CE en una visita oficial realizada en noviembre de 2019 para revisar su nivel
de cumplimiento con las condiciones de importación de frutas frescas que impone
la UE. En las conclusiones de aquel informe, ya se aludió a las carencias en la
gestión profesional de los tratamientos en campo, a los “controles
insuficientes en las plantas de envasado y a los exportadores”, a las
deficiencias en materia de trazabilidad, a la falta de control en los
tratamientos de postcosecha.
Las alertas desatadas durante estos meses confirman
las deficiencias en el sistema de control de determinados pesticidas sujetos a
especial vigilancia. Es el caso de sustancias como el clorpirifos y
metil-clorpirifos –prohibidos en la UE- o de otros tantos para tratamientos de
postcosecha, como el esfenvalerato o el prochloraz que, en el mejor de los
casos, duplican en muchas de las alertas notificadas los LMR permitidos. La
situación con-trasta con el esfuerzo del sector citrícola español por adaptarse
a retiradas tan traumáticas como la del citado clorpirifos que –pese a no tener
alternativa posible en la lucha contra plagas tan graves como la del Cotonet de
Sudáfrica- no ha provocado ni una sola alerta desde que fue retirado del
mercado europeo.
Turquía –con 257.000 toneladas anuales de
importación media en la UE en los últimos 5 años- es el tercer país no
comunitario del Mediterráneo con mayor presencia en la UE. Sus limones,
pomelos, mandarinas y en menor medida naranjas ocupan una importante cuota, de
hecho, en mercados como el germano.
.-
Comentarios
Publicar un comentario