Los Huertos Sociales de Manises amplían los merenderos y duplican los depósitos de agua
El huerto urbano inaugurado en 2018 se compone de 126 parcelas de riego por goteo y 24 por inundación, con una extensión de 30 m² cada una de ellas
Los Huertos Sociales Municipales de Manises continúan mejorando sus infraestructuras. En las últimas semanas, se ha ampliado la zona de los merenderos para adaptarla a la situación sanitaria que vivimos y que nos obliga a mantener más distancia interpersonal.
Además, también se han instalado nuevos depósitos de
agua que duplican la capacidad que tenían antes. La idea es tener asegurado un
riego de emergencia por si alguna vez los huertos no pueden alcanzarse con el
agua de la acequia.
Desde la concejalía de Agricultura, encabezada por
Carles López, apuntan que estas mejoras garantizan «la utilización de los
huertos durante los meses próximos», puesto que es «muy importante» cuidar y
preservar la actividad que en este espacio se realiza porque «hemos creado red
y comunidad a la vez que cuidamos nuestra tierra», apuntan.
Huerto urbano
Manises
El huerto urbano inaugurado en 2018 se compone de
126 parcelas de riego por goteo y 24 por inundación, con una extensión de 30 m²
cada una de ellas, son un espacio de recuperación del patrimonio agrario de la
ciudad de Manises, situado cerca del casco urbano. La cesión es por un año,
siendo renovable si por ambas partes, ayuntamiento y adjudicatario, no hay
ningún impedimento.
Se trata de un espacio de recuperación del
patrimonio agrario de la ciudad de Manises, pero también de formación, de
inclusión social y de convivencia al aire libre. Por este motivo, los huertos
están situados cerca del casco urbano, ya que de este modo se facilita su
acceso a los usuarios.
El objetivo del proyecto ha sido recuperar un
elemento tradicional de la arquitectura agrícola de la comarca de l’Horta Sur,
relevante para el patrimonio local. Se trata de una instalación ecológica
totalmente sostenible puesto que se ha construido con materiales reciclados en
más de un 90%.
«Con los huertos se pretende crear, además de un
espacio para cultivar, una área de inclusión al aire libre donde puedan
convivir de manera normalizada todo tipo de personas. Pero también busca ser un
espacio de formación para los ciudadanos que desean hacer de la agricultura su
forma de vida, así como hacer valer los espacios degradados», ha explicado el
concejal de Agricultura del Ayuntamiento de Manises, Carles López.
Los adjudicatarios también tienen a su alcance
diferentes cursos de formación. Desde el departamento de Agricultura del
Ayuntamiento se han llevado a cabo varias convocatorias del curso para la
obtención del carné de Manipulador de Productos Fitosanitarios nivel Básico, y
por el cual, ya han pasado más de 250 personas en los últimos dos años.,
también cursos de Riego, Fertilización y Germinación, así como uno de
Horticultura impartido gracias a la colaboración del IVIA (Instituto Valenciano
de Investigación Agrícola). Y está previsto promocionar otros que irán desde la
permacultura hasta el cultivo de remedios naturales para la salud.
A la hora de la adjudicación de los huertos sociales
se priorizó a las personas sin recursos para que tengan una fuente de alimento.
«Además, con los huertos se pretende crear, además de un espacio para cultivar,
una área de inclusión al aire libre donde puedan convivir de manera normalizada
todo tipo de personas. Pero también busca ser un espacio de formación para los
ciudadanos que desean hacer de la agricultura su forma de vida, así como hacer
valer los espacios degradados», ha explicado el concejal de Agricultura del
Ayuntamiento de Manises, Carles López.
Acciones como la construcción popular de una nueva
cebollera, son alguna de las iniciativas que se han realizado en los huertos
sociales. Esta cebollera ha sido una construcción popular realizada por un
grupo de trabajo de siete personas voluntarias, las cuales son miembros de este
colectivo vecinal.
Los orígenes de la cebollera se relacionan con el
auge comercial que experimentó el cultivo de la cebolla a partir de las últimas
décadas del siglo XIX. La función de la construcción era de almacenamiento de
la cebolla de grano, desde el momento de su cosecha hasta que el labrador
encontraba una buena oferta para vender la producción. Por otro lado, su
estructura se inspira en la barraca puesto que su cubierta también era
originalmente de paja, a pesar de que con el tiempo se sustituyó por teja plana
alicantina.
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