“La Mojiganga es el nexo de unión entre generaciones de titagüeños”
+ TURIA | La danza tradicional de Titaguas ya es
Bien de Interés Cultural Inmaterial | Ramiro Rivera, alcalde : “Este
reconocimiento es la continuación del gran trabajo realizado por nuestros
vecinos por preservar esta parte tan importante de nuestra historia”
Cada 7 años (la última
vez fue en 2016) la localidad de Titaguas se viste sus mejores galas y
desempolva el baúl de la tradición local para, en el marco de sus
multitudinarias Fiestas Gordas, ofrecer al mundo una de las grandes muestras
del folklore de la Comunitat: la Mojiganga.
Este lunes, el Boletín
Oficial de la Comunitat, hacía pública la declaración de esta danza como Bien
de Interés Cultural Inmaterial, un reconocimiento, tal como expresa el alcalde
de la localidad, Ramiro Rivera, “a la labor de todo un pueblo”.
“La Mojiganga es más que
un baile”, explica el primer edil. “Es el nexo de unión entre las generaciones
de titagueños que lucharon y luchan por mantener vivas sus tradiciones como
símbolo de identidad propia”.
Ha sido el propio
Ayuntamiento de la localidad del Alto Turia el que lleva años trabajando para
obtener este reconocimiento “en primer lugar, como homenaje a los propios
vecinos, a los que mantuvieron vivo el recuerdo y a los que lucharon, hace más
de cuatro décadas por recuperarlo”.
Las figuras humanas, que
han hecho famosa la Mojiganga de Titaguas, son solo la punta del iceberg de una
danza que enraiza en tradiciones centenarias y que tienen su punto culminante
cuando, cada siete años, los 32 danzantes
y 6 angelicos y angelicas llenan de pasión la Plaza de la Iglesia.
La danza se divide en
dos partes, una parte religiosa y otra profana. En la primera se interpreta el
Altar Mayor, el Altar Movible, las Andas, La Eme y el Pilón. La segunda parte,
profana, representa las actividades agropecuarias de las zonas, los Oficios, el
Batán y la Rueda del molino, terminando
con las Muecas y el Baile del garrote. En su origen estos bailes iban
acompañados de la música del tamboril y la dulzaina pero por falta de instrumentistas
se sustituyeron por la caja y el clarinete. El Baile del garrote y las Muecas
se acompañan con la guitarra y la voz.
Tal como detalla la
propia declaración la danza tiene una estrecha relación con personas muy
relevantes en el mundo del folclore o la música tradicional: – Fermín Pardo,
musicólogo y folclorista. – Joan Bofarull, estudioso de las muixerangues de la
Comunitat Valenciana. – Eduard Navarro, integrante de la Capella de Ministrers
y músico de instrumentos de doble caña actuales y antiguos. – Francesc Llop,
perteneciente al Gremi de Campaners de la Comunitat. – Francisco Zanón,
indumentarista y estudioso de la comarca de la Serranía.
Y por supuesto, tiene
una relación muy estrecha con las entidades culturales locales: – Rondalla de
Titaguas, que le da el soporte musical. – La Asociación Cultural Amigos de la
Música y el Folklore de Titaguas, que le da soporte legal y ayuda económica. –
Ayuntamiento de Titaguas, que es el encargado de su conservación y difusión.
“La declaración de
nuestra querida Mojiganga como BIC no es el final de un camino, sino el inicio
o, mejor dicho, la continuación del gran trabajo realizado por los titagüeños
por conservar y preservar esta parte tan importante de la historia”
“Cuando hace unos años
nos planteamos esta solicitud, no solo pensamos en su trascendencia más allá de
nuestro pueblo. Creíamos necesario alcanzar un reconocimiento para una danza
que desde Titaguas ofrecemos con el corazón para las generaciones venideras”.
La Mojiganga será
bailada nuevamente en 2023, en una cuenta atrás que los vecinos ya disfrutan
con una mezcla de orgullo, impaciencia y nerviosismo. Aún así, esta declaración
como Bien de Interés Cultural bien merece una parada anterior.
“Hemos marcado como
tradición bailar la Mojiganga cada siete años, pero de vez en cuando, en
ocasiones especiales, como ésta, los danzantes de Titaguas se enfundan sus
trajes y ofrecen una pequeña muestra del baile. Trabajaremos para que, antes de
2023, resuene en algún momento el clarinete y se eleven las torres humanas en
nuestra plaza. No hay más orgullo, y más como alcalde, saber que nuestra
historia y tradiciones están en el lugar que se merecen”.
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