Momento de fuego y lavanda

+ TURIA | Los vecinos de Titaguas vuelven a honrar a Santa Bárbara en la tradicional 'Noche de las Hachas'
Las 'hachas' van dejando su aroma, su autógrafo de fuego desde la Plaza hasta cada rincón de Titaguas, llevadas por el escanciador de la ilusión que ponen los más pequeños en mantener las tradiciones de los mayores.

Porque las 'Hachas', la noche del espliego ardiente en Titaguas, es una clase maestra en la que son las generaciones antiguas, abuelos y padres, las que ponen lección de historia en las manos de los más pequeños.
Es la misma Plaza pero no lo parece al mismo tiempo. La misma Plaza que vela los bailes a la Virgen del Remedio, la que empuja a los danzantes hacia el cielo en la mojiganga o la que se convierte, allá en verano, en el mayor candelabro de la Serranía.
Las generaciones de Titaguas, abuelos, padres e hijos, se reúnen por la mañana junto a la  hoguera, la que es solo leña y frío, en el fresco matinal  para enseñar, para aprender a fabricar las 'torchas' de espliego, las que, al anochecer, y en honor a Santa Bárbara, perfumen de lavanda el rostro desnudo de Titaguas.
Santa Bárbara, de la que se acuerda el feligrés solo cuando truena, tal como dice el refrán, hizo sayo de la copla y puso de su parte para que las 'hachas' tuvieran su momento. Momento de fuego y lavanda, se entiende.

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