"En todas partes se cambiaron los montes en valles y los valles en altos montes"
+ TURIA | Hoy se cumplen 360 años del devastador
terremoto que sufrió el Rincón de Ademuz a mediados del siglo XVII
El 7 de junio de 1656 (hace hoy 360 años) el Rincón de
Ademuz, y la localidad de Ademuz en particular, fue víctima de un fuerte
terremoto que derribó la primitiva iglesia parroquial de San Pedro Intramuros,
la Casa de la Villa y cuarenta casas más; los lienzos de las murallas y los
torreones del castillo que habían sido construidos "con suntuosidad en la
pendiente del monte", según cuenta el obispo Gavaldá que visitó el Rincón
después del seísmo, también fueron destruidos.
Así pues, relataré a Vuestra Beatitud un gran
castigo, con dos caras, que ha sucedido recientemente en esta parroquia [de
Ademuz] y que es digno de saberse y recordarse. Primera, aquel que por causa de
la muchedumbre de mis pecados hizo que tanto el pueblo como la diócesis toda,
extendida y asentada a orillas del río Turia algunas millas entre altos y
escabrosos montes, el tres de los idus de junio del presente año fueran
sacudidos y devastados por un terremoto especialmente intenso que pisoteó y
atacó lo sagrado y lo profano de muchas poblaciones; de tal modo que en todas
partes se cambiaron los montes en valles y los valles en altos montes. Por lo
cual, no sólo media parte de esta villa [de Ademuz] ha sido aplanada totalmente
sino que además la otra media amenaza ruina; incluso la antigua parroquia, el
cementerio y la fortaleza regia, construida con suntuosidad en la amplia cima
del monte, ese que ahora, cual muestra de funestísima destrucción, yace abatido
a trozos caídos en un profundo valle; todos ellos fueron enteramente sepultados
y ha quedado como si nunca hubiesen existido, llorando sobre sus ruinas en
verdad convulsas y escarpadas; siendo de admirar también el horrendo
espectáculo de los cadáveres de los fieles difuntos, yacentes con sus huesos
amontonados e inaccesibles. Para reunirlos piadosa y religiosamente, sólo la
audacia de la caridad –que ignorando peligros congrega lo disperso y entierra
los muertos y construye con seguridad pudo subir y bajar las cargas para
inhumarlos honestamente en el nuevo templo. FRAY FRANCISCO DE GALVADÁ -
Documento de la Revista Ababol, Año 2009 - Raúl Eslava Blasco - DESCARGAR DOCUMENTO COMPLETO
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