Mozas con mayúsculas

+ TURIA | Los vecinos de Mas de Jacinto disfrutan de una jornada de hermandad y diversión en la tradicional Fiesta de la Mozas
Los vecinos de Mas de Jacinto disfrutaron este sábado de una de las fiestas más peculiares del Rincón de Ademuz. Aunque la despoblación ha difuminado ya tradiciones y liturgias, en ocasiones es bueno aferrarse a la propia historia para ser fieles a la particularidad, y así lo hacen en la Masada, aldea de Castielfabib, en su primaveral Fiesta de las Mozas, reminiscencia de otros tiempos que, a fuerza de despoblación, ha tenido que ser ampliada también a ellos, a los Mozos. ÁLBUM FOTOGRÁFICO COMPLETO
Una fiesta que se remonta a los años de la Guerra Civil, en que las mujeres casaderas del pueblo, agradecidas por haber pasado la contienda bélica sin incidencias entre los vecinos, decidieron portar a la Virgen en procesión y ofrendar dulces para dar gracias a los cielos. De aquella fiesta de mozas casaderas, mantenida con el paso de los años, queda la reunión vecinal y la reverencia a las mujeres 'masaderas', que aunque los festejos ya permitan la participación de todos, no dejan de ser ellas las principales protagonistas.
Así, la Inmaculada Concepción volvió a tener este sábado su gracia en forma de Eucaristía y salió, a hombros de estas mozas del siglo XXI, en procesión por las calles del municipio. Asunto intergeneracional, que como bien se sabe, las andas no entienden de edades, liturgia matinal que finalizó con un refresco para todos los presentes.
Atracciones hinchables para los más pequeños y concurso de guiñote coparon la programación vespertina, en el segundo caso, con ganadores "foráneos" (si es que foráneos pudiera ser palabra a utilizar en el Rincón), con la victoria de Rubén y Alfredo, dos jóvenes de Torrebaja que disfrutarán de su jamón ganado a naipe batiente.
Por la noche, y para hacer mesa, cena popular a base de jamón, puerros y champiñón en hojaldre, carne asada, merluza y torrija al postre. Guerra ganada al hambre, sin duda.
La discomóvil nocturna en el Salón cerró una jornada de alegría y diversión y, algún que otro recuerdo, de tiempos en que los hombres debían mirar "lo bien que se las apañan las mujeres sin ellos".
Bien por las Mozas de La Masada. Y por lo Mozos. No nos acusen de fomentar la desigualdad de género.




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