Un homenaje de deporte en estado puro al Tigre de Vilamarxant
JUAN B. MONRABAL | Tomás
Herrero recibió el cariño de su pueblo en una jornada llena de emociones y
'pilota valenciana' de raza
Para quien no esté al tanto de lo que se cuece en el mundo pelotístico, pensará al pasar la vista por lo titulado que se ha escapado un tigre de algún zoo y ha aparecido desmandado por mi pueblo, o que por algún fenómeno genético en Vilamarxant ha aparecido una subespecie de tigre bengalí cruce de “rabossa i llop rodanenc”, o que en mi pueblo hay efectivamente un zoológico especializado en bestias malévolas rayadas, de cuatro patas y con muy mala uva.
Para quien no esté al tanto de lo que se cuece en el mundo pelotístico, pensará al pasar la vista por lo titulado que se ha escapado un tigre de algún zoo y ha aparecido desmandado por mi pueblo, o que por algún fenómeno genético en Vilamarxant ha aparecido una subespecie de tigre bengalí cruce de “rabossa i llop rodanenc”, o que en mi pueblo hay efectivamente un zoológico especializado en bestias malévolas rayadas, de cuatro patas y con muy mala uva.
Nada de eso. El tigre de Vilamarxant es un
apelativo cariñoso, un apodo, un “malnom”, con el que acostumbramos, los
valencianos y por ende los villamarxanteros, a etiquetar a alguien por su
conducta, oficio, lugar de nacimiento.
El pasado sábado se homenajeaba a Tomás Herrero
“El Tigre”, gran aficionado, amigo y extraordinaria persona en todos los
aspectos al que un aficionado que yo me sé y con la mayor de las retrancas le
colocó “tigre” como antítesis de su extraordinaria bonhomía y tranquilo
carácter.
Dicho todo esto, vamos a lo que toca. Para un
trinquete al que el público acudió en mayor medida de lo habitual, se montaron
dos partidas en homenaje a Tomás Herrero en las que con la primera ya se
disfrutó de un partido bueno –Víctor, Javi, Tino(60)/ Santi, Pere, Tato(35)- en
el que se mezcló juventud con veteranía de jugadores en activo y de otros, ya
jubilados en estos menesteres, que sin embargo acudieron a respaldar el
homenaje a una persona muy apreciada por todos dejando constancia de su
incuestionable magisterio.
La segunda partida –Miguel, Dani i Monrabal
(50)//Pere Roc, Raúl i Carlos (60)- fue para un servidor, la mejor partida que
se ha visto en Vilamarxant en todo el año. Porque ya me dirán ustedes de una
partida en la que se pelea cada tanto en inacabables juegos de 20-25 minutos.
Ya me dirán de una partida que empieza iguales a 20 y que en iguales a 35, con ya casi una hora de pelea, hay una desbandada de gente a los lavabos apremiada por unas incontinencias prostáticas que habían estado aguantando por no perderse ni un punto de este maravilloso espectáculo. Ya me dirán de un partido en el que uno de los bandos se va 50-40 en el marcador y a pesar de ello nadie tiene claro quién va a ganar, y en el que finalmente, los que iban detrás hacen los cuatro últimos juegos seguidos.
Ya me dirán de una partida que empieza iguales a 20 y que en iguales a 35, con ya casi una hora de pelea, hay una desbandada de gente a los lavabos apremiada por unas incontinencias prostáticas que habían estado aguantando por no perderse ni un punto de este maravilloso espectáculo. Ya me dirán de un partido en el que uno de los bandos se va 50-40 en el marcador y a pesar de ello nadie tiene claro quién va a ganar, y en el que finalmente, los que iban detrás hacen los cuatro últimos juegos seguidos.
Extraordinarios los rojos –Miguel, Dani y
Monrabal- quienes a pesar de su gran juego no pudieron doblegar finalmente la
juventud del bando azul, tan sembrados que a algunos nos dio la impresión en
algunas fases del extraordinario encuentro que al benidormer, daba lo mismo que
le soltaran una pelota, que un ladrillo o una vaca lechera, él, lo devolvía
todo y con más fuerza de la que le llegaba.
Extraordinaria partida, digo, donde, desde los
punters a los restos, desde los veteranos a los menos veteranos, todos rayaron
a gran nivel, donde la emoción y los aplausos de un público agradecido al
espectáculo que estaba presenciando no dejo de acompañar cada quince, cada
juego, de principio a fin.
Señores ¡Viva la pilota valenciana!
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