Comienza la rebelión: Elche inicia la limpieza de sus barrancos sin los permisos de la Confederación Hidrográfica del Júcar

La limpieza y desbroce de los barrancos en Elche se ha convertido en el epicentro de un conflicto que está despertando tensiones entre el Ayuntamiento, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y colectivos sociales. Las actuaciones emprendidas por el Ejecutivo local, justificadas como medidas de emergencia ante la inacción de la CHJ, han desatado una oleada de críticas y cuestionamientos que comienzan a resonar en los pueblos de la comarca, cansados de lo que consideran una falta de respuesta efectiva por parte de las instituciones responsables.

La polémica de los criterios técnicos

Tal como informa Alicante Plaza, la oposición, liderada por Héctor Díez, ha exigido explicaciones detalladas al equipo de gobierno local. Solicitan no solo el permiso explícito de la CHJ y de la Confederación del Segura para estas intervenciones, sino también los informes técnicos que avalen las decisiones tomadas. Díez ha señalado que la limpieza debe realizarse “con criterios técnicos, no a golpe de TikTok,” en referencia a la difusión de estas actuaciones en redes sociales por parte del gobierno municipal.

Desde el Ayuntamiento, justifican las limpiezas como necesarias debido a la falta de mantenimiento previo por parte de la CHJ, que a su vez advierte de sanciones si estas labores se ejecutan sin autorización. Sin embargo, las técnicas empleadas, como el uso de retroexcavadoras, han sido duramente cuestionadas por expertos en Geografía y colectivos ecologistas, que subrayan la importancia de conservar la vegetación autóctona en los barrancos para reducir la velocidad del agua en caso de lluvias torrenciales.

¿Limpieza total o selectiva?

El debate sobre cómo abordar la gestión de los barrancos gira en torno a dos enfoques contrapuestos. Por un lado, las limpiezas "totales", que eliminan vegetación de raíz, son defendidas como medidas preventivas para evitar taponamientos en puntos críticos como puentes o intersecciones de caminos rurales. Por otro, la guía del Patricova, el plan autonómico de inundabilidad, aboga por estrategias de renaturalización, que incluyen la reforestación con especies autóctonas y medidas para aumentar la retención e infiltración del agua en los suelos.

Esta postura es respaldada por numerosos expertos, que aseguran que la restauración hidrológico-forestal no solo reduce el riesgo de inundaciones, sino que también favorece la conservación de los cauces y disminuye el impacto de episodios de lluvias extremas.

El futuro de los barrancos

Mientras la polémica sigue en el aire, los barrancos de Elche permanecen en el foco de atención. La sociedad está dividida entre quienes exigen limpiezas más intensas y rápidas, y quienes abogan por soluciones sostenibles y respetuosas con el entorno natural. El debate se convierte, así, en un reflejo de un problema más amplio: la falta de planificación conjunta y efectiva en la gestión del territorio, un asunto que parece estar lejos de resolverse.

En medio de esta crisis, lo único cierto es que las próximas lluvias podrían poner a prueba las decisiones tomadas hasta ahora. Y los pueblos, cansados de esperar soluciones, comienzan a alzar la voz con una fuerza que no parece que vaya a menguar.

 

 

 

 

 

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