AVA-ASAJA cifra en 800 millones las pérdidas de la agricultura valenciana en un “año negro”

 

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) eleva las pérdidas de la agricultura valenciana en 2022, un “año negro”, a 800 millones de euros, un 25% más que el año anterior, por “la subida sin precedentes de los costes de producción, las graves mermas de cosechas por la anomalía climática, la entrada masiva y sin reciprocidad de importaciones de terceros países, la falta de soluciones para combatir las plagas y enfermedades, los daños récord de la fauna salvaje y los robos en el medio rural”.

Cristóbal Aguado, presidente de la asociación, celebró el tradicional balance agrario, en el que fue especialmente crítico con la política agraria europea. De la nueva PAC, afirmó que sigue siendo perjudicial para la agricultura valenciana porque no interviene directamente en regular la cadena alimentaria, no establece reciprocidad a las importaciones de países terceros y deja fuera de las ayudas directas a cerca de la mitad de los propietarios agrarios de la Comunidad Valenciana. “La PAC es el enemigo número uno de la agricultura valenciana”, aseguró Aguado, que también arremetió contra el Pacto Verde europeo, la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ y la propuesta de reglamento de la Comisión para reducir el uso de los fitosanitarios, que “plantea nuevos recortes e incluso la prohibición de todos los fitosanitarios en ‘zonas sensibles’ que suponen más del 30% de la agricultura española y más del 80% de la agricultura valenciana”. Las exigencias europeas, además, se traducen en una “ingente carga burocrática” para los agricultores, por lo que el presidente de AVA pidió la recuperación de los Servicios de Extensión Agraria, desaparecidos en 1991. “Europa necesita una refundación, ha perdido el norte”, afirmó.

La asociación reclama a las administraciones una “mesa de diálogo” para garantizar una sostenibilidad del sector “no solo medioambiental, sino también económica”. De lo contrario, Aguado vaticinó que no se producirá el relevo generacional y se abandonarán cada vez más campos. “Se ve tristeza, desamparo, y recibimos críticas de nuestros propios agricultores, que se sienten derrotados”.

En el capítulo dedicado a la sanidad vegetal, el informe incide en que la falta de soluciones para prevenir y controlar las plagas y enfermedades “constituye uno de los principales problemas de la agricultura valenciana. Además de la prohibición continuada de materias activas fitosanitarias, sin aportar al sector alternativas de contrastada eficacia, hay patógenos que generan resistencia a los pocos productos autorizados. El resultado es una pérdida de producción que pone contra las cuerdas la viabilidad económica”. Los daños alcanzaron los 150 millones de euros, según AVA-ASAJA.

En cítricos, el cotonet de Sudáfrica (Delottococcus aberiae) ha bajado su incidencia un 20% en las comarcas más afectadas, “según la Conselleria de Agricultura”. Sin embargo, tanto la araña roja como la mosca del Mediterráneo han multiplicado sus ataques. En caquis, los cotonets, las moscas blancas y la mancha foliar han incrementado su área de afección y han agravado la merma de cosecha que ya se preveía por las adversidades climáticas. En uvas, la yesca ha seguido ocasionando daños. En arroz, la piricularia destrozó la mitad de la cosecha del arroz bomba y las malas hierbas dispararon los costes en mano de obra.

En julio de 2022 se detectaron los primeros focos de la avispilla del almendro (Eurytoma amygdalii Enderlein) en la comarca de Los Serranos. Esta “plaga continúa su expansión hasta el extremo de haber llegado prácticamente a todas las zonas productoras de almendro de la Comunitat Valenciana”, destaca el informe. En cuanto a la Xylella fastidiosa, que también afecta a almendros y otras especies, “la Conselleria de Agricultura continúa sin concluir el proceso de erradicación”.

El sector citrícola valora de manera positiva la obligatoriedad de que las naranjas sudafricanas apliquen un tratamiento de frío para evitar el riesgo de introducción de la falsa polilla (Thaumatotibia leucotreta), pero pide que se amplíe la exigencia a las mandarinas y los pomelos. Además, “el Grupo de Contacto de Cítricos de España, Francia, Italia y Portugal considera insuficientes las nuevas medidas de control adoptadas por la UE para prevenir la introducción y propagación de la mancha negra (Phyllosticta citricarpa)”. El HLB, la enfermedad más devastadora de la citricultura mundial, “enciende las alarmas del sector”: en 2022, el psílido asiático Diaphorina citri fue detectado por primera vez en la cuenca mediterránea, en Israel, mientras que el vector africano Trioza erytreae sigue en todo el litoral de Portugal, cerca de las plantaciones citrícolas de la provincia de Huelva.

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