El Instituto Geológico Nacional instala nuevos detectores de terremotos de última generación en el territorio valenciano
En la Comunitat Valenciana se producen constantemente terremotos -de pequeña magnitud y apenas sentidos por la población- y para mejorar su vigilancia se cuenta con un nuevo instrumento: los acelerógrafos Sílex, unos equipos de bajo coste de los que ya se han instalado un total de 4 en València, Xàtiva y Ontinyent.
Se trata de instrumentos "más sencillos"
que los acelerógrafos tradicionales -son más pequeños, menos pesados y más
fáciles de manejar-, que ha desarrollado el Instituto Geográfico Nacional (IGN)
y de los que ya se han colocado 56 en toda España, mientras que durante este
año está previsto instalar más equipos en la Comunitat.
Así lo explica a EFE Ángel Requena, director del
Servicio Regional del IGN en la Comunitat Valenciana, quien precisa que este
proyecto busca intensificar la red de acelerógrafos para así mejorar la
capacidad de evaluar los daños de los terremotos y conocer la sismicidad de la
zona donde se colocan, y contar con mapas de sacudidas del suelo.
"El terremoto no entiende de días, ocurre
cuando ocurre y por eso lo monitorizamos las 24 horas los 365 días del
año", indica Requena, para lo que cuentan con sismógrafos (que miden la
velocidad del suelo y permiten conocer la magnitud, ubicación y profundidad del
foco de un sismo) y acelerógrafos (que miden la aceleración o movimiento fuerte
del suelo).
Los acelerógrafos Sílex utilizan tecnología MEMS,
llevan un pequeño sensor que detecta "con bastante precisión" la
aceleración, y se colocan atornillados en el suelo y orientados al norte, en
edificios no muy altos y con una toma de electricidad y una conexión a Internet
para transmitir los datos en tiempo real.
En la ciudad de València se han colocado dos: en la
Ciudad de las Artes y las Ciencias y en el sótano de la Subdelegación del
Gobierno, con lo que se dispone de información sobre cómo es la sismicidad en
el sur y en el oeste de la ciudad, y se está buscando ubicación para otros dos
equipos en el este y en el norte.
"Se trata de tener la ciudad lo mejor
caracterizada posible desde el punto de vista sísmico, porque cuanto mejor
conozcamos la sismicidad y el comportamiento del suelo mejor conoceremos el
riesgo sísmico", indica Requena, quien precisa que, en caso de terremoto,
se pueden enviar los servicios de emergencia donde hay mayores daños.
Los otros dos puntos de la Comunitat Valenciana que
cuentan con estos nuevos acelerógrafos son Xàtiva -donde hay varias zonas con
fallas y en el pasado ha habido sismos importantes, como el terremoto de
Enguera de 1938, con una magnitud de 4'5- y Ontinyent, donde en 1948 hubo uno
de magnitud 4'8.
"Como ya conocemos la sismicidad del pasado y
sabemos dónde ha habido terremotos importantes, lo que hacemos es monitorizar
esas zonas, porque sabemos que ahí van a volver a ocurrir", explica, y
recuerda que en 1968 hubo uno en el Golfo de València de magnitud 4'5 y en Pego
(Alicante) uno en 2001 de 4'3.
El responsable del Servicio Regional del IGN señala
que los terremotos "no se pueden predecir", no se puede saber cuándo
y dónde van a ocurrir, pero "lo que está claro es que, donde ha habido un
terremoto antes, en el futuro volverá a haber otro", y por eso es
importante monitorizar allí la actividad sísmica.
La Comunitat Valenciana registró en 2021 un total de
182 terremotos, de los que solo 49 fueron notados por la población. Fueron 90
en la provincia de Valencia (24 de ellos sentidos), 77 en la de Alicante (25
sentidos) y 15 en Castellón (ninguno de ellos percibido por la población).
Para detectar cualquier crisis sísmica, la Comunitat
cuenta con 12 acelerógrafos de los 132 que existen en España; con 6 sismógrafos
de los 136 instalados en el país, y con 4 de los 56 acelerógrafos Sílex, pues
las zonas con más peligrosidad sísmica son el sur y el este de la península,
Canarias, Pirineos y parte de Galicia.
Los servicios regionales y los centrales de la Red
Sísmica Nacional se encargan del mantenimiento y apoyo de esos equipos y de
monitorizar las zonas sísmicamente activas, dado que "hay terremotos todos
los días", y conocer mejor cómo actúan y qué vulnerabilidades existen
puede ayudar a mitigar los daños que pueden ocasionar.
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