Alerta máxima en los citricultores españoles por la llegada del temible ‘Dragón Amarillo’
La científica Pilar Mateo advierte de que el Trioza erytreae, vector transmisor de la enfermedad Huanglongbing (HLB) que afecta a los cítricos y cuya presencia ha sido detectada en el Cabo de San Vicente en Portugal podría extenderse por España y "tendría unos efectos económicos muy perturbadores".
La experta en el control de insectos que transmiten
enfermedades endémicas, una de las diez científicas más prestigiosas de España
y de las cien más destacadas de todo el mundo, indica que empezó a constatarse
la presencia de esta enfermedad bacteriana, conocida como "Dragón
Amarillo", en 2015 y poco a poco avanza de una manera imparable.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA)
ha alertado de que este vector transmisor de la enfermedad "más
devastadora de la citricultura mundial" sigue su rápida expansión de norte
a sur de Portugal, llegó a Cabo de San Vicente y se aproxima a la zona
citrícola de Huelva.
La Trioza Erytrae, señala, está catalogada como una
de las "plagas prioritarias" de la Unión Europea. "Es decir,
está considerada como una de las veinte peores plagas que podrían entrar en
Europa". "Para hacerse una idea de lo devastadora que es esta
enfermedad, Florida ha reducido en más de un 80 % la producción de cítricos en
los últimos veinticinco años", añade la investigadora valenciana.
Afecta tanto a los árboles como a los frutos y de
forma progresiva acaba con las plantaciones, explica para añadir que como los
síntomas de HLB no son específicos y pueden confundirse con algunas carencias
nutricionales, "a veces se detecta demasiado tarde".
Situación en
España
Considera que podría extenderse con rapidez por
España y tendría "unos efectos económicos muy perturbadores", y
recuerda que Inmaculada Sanfeliu, presidenta del Comité de Gestión de Cítricos,
advirtió de que de entrar el HLB, "la citricultura española podría desaparecer
en quince años".
Eso representaría la pérdida de unos 7,5 millones de
toneladas con un valor medio de unos 4.500 millones de euros y afectaría a unos
200.000 empleos en recolección, manipulado, confección, envasado y comercialización
de cítricos, así como 80.000 empleos equivalentes a tiempo completo en las
explotaciones citrícolas. "Un auténtico desastre", alerta.
Respecto a cómo se puede atajar, Mateo señala que
hay unos protocolos de erradicación que pasan por demarcar las zonas donde se
ha detectado el vector para evitar su propagación. Se usan medios biológicos
(el parasitoide Tamarixia dryi), químicos (insecticidas sistémicos y de
contacto), de vigilancia constante de las plantaciones, de reconversión hacia
nuevos cultivos y de información a los agricultores.
La científica investiga en estos momentos la forma
de aplicar su tecnología de microencapsulación biopolimérica para el control
del llamado "cotonet" (Planacococus citrus), que también está
afectando a las plantaciones citrícolas: "Es un grave problema derivado de
una invasión medioambiental, en este caso importado desde Sudáfrica. Y ese ya
lo tenemos aquí, no hay que esperarlo".
Se trata del proyecto NECOTDIM, que financia la
Agencia Valenciana de la Innovación de la Generalitat (AVI) y que se va a
coordinar en colaboración con el Instituto de investigaciones agrarias (IVIA),
la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y las cooperativas citrícolas
COARVAL COOP.V. e INTERCOOP.
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