“Lo que más nos duele es que se desperdicie el agua”

El Tribunal de las Aguas ha vuelto a reunirse de manera pública tras más de un año debido a la pandemia

Debido a las restricciones impuestas por la pandemia, el Tribunal de las Aguas de València no se reunía en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de València desde el 5 de marzo de 2020. Ahora, más de un año después vuelve a retomar sus sesiones públicas y en Hoy por Hoy Locos por Valencia, de la Cadena Ser, ha entrevistado a su presidente, Onofre Cubells.

Durante estos meses, la más antigua institución de justicia existente en Europa se ha visto obligada a realizar sus sesiones en su sede de la casa Vestuario, frente a la Catedral, lugar en el que se llevan a cabo las reuniones previas antes de asistir a los juicios que se celebran cada jueves a las 12 del mediodía en la Puerta de los Apóstoles.

Cubells está encantado de haber podido volver a realizar sus sesiones públicas y recuerda que en ningún momento el Tribunal no ha dejado de Funcionar. José Espinós, síndic de la acequia de Quart, hace memoria y señala que durante estos meses han resulto sólo dos incidencias en las reuniones quincenales que han realizado. Descuidos como no cortar el agua inundando la parcela del vecino o cortar el agua a otro agricultor que está regando. Ese es el cometido del Tribunal: administrar un bien tan preciado como el agua.

El presidente del Tribunal de las aguas señala que estamos ante un buen año debido a la cantidad de agua embalsada, por ejemplo, en el pantano de Benagéber que está al cien por cien de su capacidad. Lo que más les duele es que el agua se pueda perder, que se desperdicie. De hecho, en ocasiones colaboran con la Confederación Hidrológica del Júcar para poder abastecer a la Albufera a través de sus acequias. Toda se aprovecha.

Ambos, tanto Cubells como Espinós, se lamentan del abandono de la huerta, en su mayoría pequeños campos que son difíciles de rentabilizar, lo que unido al abandono de los jóvenes, pinta un sombrío futuro. La mayoría de agricultores son mayores y curtidos por el duro trabajo, algo que los jóvenes no quieren para ellos.

Por último, Cubells nos recuerda la situación del Museo del Tribunal de las Aguas, que ya está en marcha a falta de un centro de interpretación. Se encuentra en la casa Vestuario y está en constante mejora, en función de los pocos recursos económicos de que disponen, pero poco a poco van catalogando y dignificando el museo de la más antigua institución de justicia existente en Europa.

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