Los visones silvestres con Covid-19 pudieron infectarse por aguas residuales
Un equipo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera y de la Universidad Autónoma de Barcelona apunta a esta posibilidad
Recientemente, la Conselleria de Agricultura de la Comunidad Valenciana informaba de la detección del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en dos ejemplares muertos de visones americanos silvestres que se recogieron en ríos de la zona limítrofe entre Castellón y Teruel.
Ahora, tal como detalla la revista Animal´s Health,
un equipo de investigadores españoles de la Facultad de Veterinaria de la
Universidad CEU Cardenal Herrera y de la Universidad Autónoma de Barcelona han
llevado a cabo un estudio, aún en preprint, en el que analizan el caso.
Aunque en España hay granjas de visones americanos,
y de hecho se han detectado casos en algunas de ellas. Los autores apuntan que
los animales fueron atrapados en áreas conocidas por albergar poblaciones
autosuficientes nacidas en libertad que se encontraban lejos de la granja de
pieles más cercana. Además, afirman que la granja no reportó escapes de
animales ni positivos.
Por todo esto, los autores afirman que esta
investigación describe el primer caso de infección de un visón americano
verdaderamente salvaje no relacionado con granjas de pieles infectadas o
contacto directo con humanos, por lo que se cree que es el primer ejemplo de animales
salvajes en los que se ha detectado SARS-CoV-2, pues en otro evento similar en
Estados Unidos se demostró que el origen era una granja peletera.
La fuente de infección de los dos animales para los
autores es desconocida, pero dado que los dos animales fueron atrapados en ríos
diferentes, unido a la biología solitaria de la especie y su ecología más
acuática, la infección directa entre los animales parece poco probable.
Por ello, valoran que otro posible origen de esta
infección podría ser, debido a la alta dependencia del visón americano de los
medios acuáticos, la exposición a aguas residuales. Y es que los autores
señalan estos dos animales fueron atrapados el 14 y 28 de enero de 2021, cuando
los índices de infección acumulados por Covid-19 en la Comunidad Valenciana
alcanzaron los niveles máximos de contagio que se han registrado en región, que
además mostró una alta carga viral en aguas residuales.
Los investigadores apuntan que detectaron una baja
carga viral en estos dos visones, de los 13 que fueron capturados, y no
mostraban lesiones macroscópicas, pero creen que estos dos animales
probablemente tenían una carga viral más alta en el momento de la muerte, y que
las muestras se pudieron estropear al haber sido congelados los animales. De
hecho, teniendo en cuenta esto, no descartan que en los otros 11 animales se pudiera
dar algún falso negativo.
Aun dicho esto, abogan por que se produjo una
infección activa, pues recuerdan que detectaron el SARS-CoV-2 en el ganglio
linfático mesentérico. “La única explicación para la detección del coronavirus
en ganglios linfáticos no relacionados con el sistema respiratorio (en visones
también producen problemas respiratorios), es si el virus se replica y produce
viremia”, defienden.
EL PELIGRO DE
QUE LOS VISONES SE CONVIERTAN EN RESERVORIO DE COVID-19
Los autores advierten que en el caso de que el
espectro de transmisión del SARS-CoV-2 se extienda a los mustélidos silvestres,
los animales podrían luego convertirse en huéspedes reservorios permanentes y,
por lo tanto, podrían transmitir la infección a los seres humanos y otras
especies animales susceptibles, incluidas aquellas con problemas de
conservación.
Y es que los autores aseguran que el SARS-CoV-2
posee potencial panzoótico debido a su amplia gama de huéspedes y la capacidad
inherente de cruzar la "barrera de las especies", lo que destaca la
necesidad de un enfoque ‘One Health’ para abordarlo.
Como conclusión, los autores señalan que su estudio
indica que la infección natural por SARS-CoV-2 de la fauna silvestre
susceptible es posible y destaca la importancia de las rutas indirectas de
transmisión, presumiblemente las aguas residuales, como fuente de contagio.
Al mismo tiempo, apuntan al visón como bioindicador
de los niveles ambientales de contaminación viral. “Se deben realizar más
investigaciones en un mayor número de ejemplares, provenientes de todas las
longitudes de los ríos, complementadas con el análisis de muestras de agua
tomadas in situ. Además, se debe obtener el genoma completo en más estudios
para compararlo con todas las variantes del SARS-CoV-2 y comprender mejor el
origen de esta infección”, concluyen.
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