“La familia es la mejor medicina para las personas mayores”
© Residencia de Mayores de la Fundación de San Antonio
de Benagéber | Desde la Residencia de Mayores de la Fundación de
San Antonio de Benagéber celebramos el Día internacional de las Familias, en estos
momentos de crisis sanitaria, solidarizándonos con todas aquellas familias que
tienen a personas mayores ingresadas en una residencia.
La vida de las personas
mayores se enriquece gracias a las personas que comparten su día a día, a
aquellas con las que sienten confianza y en las que pueden apoyarse ante las
pérdidas que conlleva el ciclo vital de la vejez. En la mayoría de ocasiones es
la familia la que se convierte en la fuente primaria de apoyo emocional, es la
mejor medicina para poder sentir plenitud. A su vez, la familia desempeña un
papel fundamental favoreciendo la autoestima, la seguridad y el apoyo social,
por lo que, en el contexto residencial, es la pieza angular que hace que todo
pueda fluir y que los cambios vitales que conlleva el ingreso en una residencia
sean vividos con menor ansiedad, facilitando su adaptación al nuevo contexto.
Debemos tener siempre presente que un delicado estado de salud o la necesidad
de ayudas técnicas y profesionales continuadas para un cuidado diario a menudo
hacen que las residencias sean necesarias.
Realizar este cambio de
lugar de referencia hacia una residencia puede generar en las personas mayores
bloqueos personales, confusión, desorientación, cansancio y otros síntomas
físicos. Ante todo ello hemos comprobado que como antídoto y medicina no hay
nada como los cuidados familiares. Las residencias son lugares para que las
personas mayores puedan crear un nuevo hogar y no sería posible si no pudiesen
llevar consigo a sus seres queridos (familiares, amigos/as, allegados/as,
personas importantes de su comunidad), siendo además importantísimo que se
respete y se les acompañe en su fe.
Para los y las
profesionales de las residencias es esencial poder atender a las familias
teniendo en cuenta que suelen presentar sentimientos ambivalentes. En ellos se
mezclan la culpa, la tristeza, la rabia, incluso en ocasiones, la soledad y el
duelo, así como una marcada inseguridad sobre la decisión tomada y sobre cómo
su familiar va a ser atendido/a. El equipo que forma parte de una residencia
también debe atender las necesidades que presentan los familiares, ayudarles,
darles apoyo, ofrecerles una red donde poder atender todos esos sentimientos y
que les permita sentirse acogidos a una nueva familia.
En estos tiempos de
crisis, la atención a las familias, al no poder acompañar y convivir en las
residencias como hasta ahora, se realiza a través de la atención telefónica y
las videollamadas, porque es la pantalla —lo digital— el medio más seguro que
nos permite acercarles el calor de su ser querido.
En este tiempo de alerta
sanitaria hemos sido testigos de que las familias están formadas por personas
muy generosas, priorizando el bienestar de la persona mayor sobre sus propias
necesidades y sacrificando su anhelo de estar piel con piel para preservar su
seguridad. En su mayoría, las familias han decidido aceptar esta situación para
poder transformarse, están cargadas de actitudes de aceptación, de confianza y
amabilidad y de una gran generosidad cediéndonos el cuidado de sus seres más queridos.
Siempre estaremos agradecidos por la confianza depositada en nosotros/as. Que
sirvan estas palabras de homenaje en el día que se celebra el Día mundial de
las Familias.
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