Colmenas inteligentes para salvar a las abejas de la extinción
+ TURIA | El grupo alemán T-Systems ha instalado en
Valencia y Cartagena dos colmenas sensorizadas con IoT que permitirán estudiar
cómo los factores ambientales afectan al insecto
¿Qué sucede con las
abejas? Más de 250.000 especies de plantas y cultivos en todo el mundo,
incluyendo algunas tan reconocidas como las fresas o las almendras, dependen
fundamentalmente de la polinización de estos insectos, según datos de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO).
Sin embargo, su población lleva años en declive hasta encontrarse en
algunos lugares del planeta en peligro de extinción. En Europa se estima que
desde 2015 se ha perdido alrededor de un 30% de la población de abejas.
La contaminación, las
variaciones drásticas de temperatura, los largos periodos de sequía, el uso de
pesticidas o la presencia de especies invasoras en sus hábitats son algunas de
las amenazas que la comunidad científica ha consensuado que pueden poner en
peligro a este insecto. Sin embargo, existen muy pocas certezas sobre su
comportamiento y el impacto que tienen estos factores, en su mayoría
ambientales, en su supervivencia.
Para avanzar en el
conocimiento sobre las abejas, la empresa alemana T-Systems, integrada en el
grupo Deutsche Telekom, ha traído a España su proyecto europeo de colmenas
inteligentes. Estos dispositivos están ubicados en Valencia y Cartagena y
permitirán, gracias a su tecnología, monitorizar el comportamiento de los
insectos. "Lo que hemos hecho ha sido dotar a las colmenas de una serie de
sensores de Internet de las Cosas (IoT) que captan parámetros como la
contaminación, el ruido o el cambio en las condiciones climáticas",
explica Eduard Contijoch, responsable de IoT e Industria 4.0 en T-Systems
Iberia.
Mientras que la colmena
de Valencia está ubicada en un entorno urbano como el Observatorio Municipal
del Árbol -algo que no está permitido en la mayoría de municipios españoles-,
la de Cartagena está instalada en terreno rural. Con esto, según explica
Contijoch, se busca "hacer contraste y comprobar cómo evolucionan los
parámetros en función de los factores ambientales".
Además de las dos
colmenas españolas, T-System cuenta con varios de estos dispositivos en
Alemania -dos en su sede en Bonn y otras dos en la de Hamburgo-, Holanda y
Bélgica.
Colaboración
El proyecto en España se
ha desarrollado a través de un acuerdo con la Universidad Politécnica de
Cartagena y la empresa murciana Miel Costa Cálida. La información recopilada
por T-Systems se comparte con los apicultores, que son los encargados del
cuidado y mantenimiento de las colmenas.
"Estos datos son
muy valiosos para nosotros ya que nos da información en tiempo casi real de la
evolución de la colmena", señala Karim Belhaki, apicultor en Miel Costa
Cálida. Por ejemplo, gracias a sensores como el de la fotografía, que miden el
peso de la colmena, los apicultores pueden saber cómo está siendo la producción
de miel.
"Hemos descubierto
cosas muy importantes. Por ejemplo, las variaciones de peso a nivel nocturno
nos dan una idea del consumo de miel de las abejas las noches más frías. El
néctar son hidratos y las abejas lo consumen para producir calor y mantenerse
con vida", explica Belhaki. Gracias a estos datos, los apicultores son
capaces de optimizar la producción al tener información casi instantánea de
cuándo pueden recolectar.
Nuevos sensores
Toda la información
generada por los sensores IoT irá a parar a un grupo de investigadores de la
Politécnica de Cartagena, coordinados por el catedrático Leandro Juan Llácer,
que serán los encargados de estudiarlos.
Este grupo de expertos
en comunicaciones se encargará también de desarrollar nuevos dispositivos que
ayuden a avanzar en el conocimiento científico sobre los insectos.
"Actualmente estamos trabajando en nuevos sensores para intentar medir
otra serie de parámetros", explica Llácer.
El
grupo de investigadores ha creado un sistema de identificación basado en minúsculas
etiquetas RFID -como las que usan grupos como Zara para identificar sus
prendas- que colocan a las abejas para tenerlas monitorizadas en todo momento y
medir su carga electroestática. "Las abejas generan una carga eléctrica
durante su vuelo, ser capaces de medir esa energía nos permitiría conocer mucho
sobre el insecto: como por ejemplo la distancia de vuelo, y su área de
polinización, o el periodo de vida de las abejas", explica el apicultor
Belhaki, que colabora con los investigadores.
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