La Guardia Civil alerta de la proliferación de trampas para ciclistas que ya provocaron una muerte
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TURIA | Se están volviendo a detectar cables cruzados, pinchas y
puntas ocultas o piedras en senderos
La
Guardia Civil ha advertido esta semana en Twitter de una práctica cada vez más
común en la montaña. Se trata de las trampas para ciclistas que se colocan para
obstaculizar su paso.
Sin
embargo, se trata de una circunstancia «muy peligrosa», tal y como alertan los
agentes, pues implica la colocación de cables cruzados, pinchas y puntas
ocultos o piedras en el sendero. En caso de encontrarlas, recomiendan llamar al
SEPRONA.
Víctima mortal
En
octubre de 2015 fue encontrado un listón de madera de casi un metro de altura
en el monte de Castrove, en Galicia. La trampa estaba repleta de clavos y
obstaculizaba el paso en un camino frecuentado por ciclistas.
Las
asociaciones denunciaron en su momento la existencia de todo tipo de trampas en
pistas forestales. La práctica más peligrosa consiste en colocar un cable
transparente que atraviesa caminos naturales.
Este
tipo de cepo ya se ha cobró la vida de una persona en Cantabria y dejó a otra
con lesiones medulares.
Tipos
Maderas
con clavos enterradas en el suelo, alambres colocados estratégicamente entre
árbol y árbol -en algunas ocasiones a la altura del cuello-, piedras ocultas
para provocar impactos e incluso barras de metal semienterradas en la tierra
son algunas de estas supuestas trampas, potencialmente peligrosas para los
ciclistas pero también para cualquier persona que disfrute de un paseo por la
montaña o caminos rurales. «Es incomprensible que haya gente que se dedique a
poner trampas que puedan hacer tanto daño a una persona», señalaba en 2014 Jorge
Torres, un aficionado a la bicicleta de montaña, cuando ya este tipo de
artilugios empezaban a proliferar.
«En
Galicia me he encontrado tablas con clavos en punta en lugares estratégicos y
muy ocultos. La lluvia está sacando en los últimos días algunas de las que
permanecían enterradas», apuntaba entonces José Manuel, miembro del club DHG de
Sarriá. «Lo peor es que muchas aparecen por caminos en los que va cualquiera,
desde el que quiere hacer enduro, MTB o simplemente pasear con su bicicleta».
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