El primer vuelo motorizado en España
+ TURIA | El 5 de septiembre de 1909 el ingeniero
valenciano Juan Olivert consiguió volar 50 metros con un biplano de su
invención en el campo militar de Paterna
El empeño en querer
volar nació en Juan Olivert desde muy pequeño. Era su mayor deseo y le valió la
desaprobación de su familia y el no encajar en la Cullera rural de principios
del siglo XX.
Olivert, tal como detalla el diario Levante, nació en 1888 en el seno de una familia acomodada.
Su padre, Juan Bautista Olivert, regentaba una tienda llamada El Comercio del
Globo. Para investigadores como Rafael Solaz, el nombre de este negocio influyó
en que Olivert soñara desde pequeño con alcanzar el cielo. A Santiago Renard,
sobrino-nieto de Olivert, le han contado como su tío siempre hablaba de su
proyecto de volar en casa, en el casino, ... De ahí surgió el mote de el
voladoret que, según Renard, era un apodo despectivo con el que los vecinos de
Cullera "se tomaban a guasa" las ideas de Olivert.
Pero el joven no
desistió y se fue a estudiar a Barcelona Ingeniería Industrial. Allí conoció al
que sería el ingeniero del primer avión que alzó el vuelo en España, Gaspar
Brunet. Y entonces Olivert empezó a invertir grandes cantidades de dinero en la
construcción del biplano. "A Juan Olivert el querer volar le costó casi
toda su herencia", señala Renard, el cual calcula que el aparato le podría
haber costado a su tío más de un millón de pesetas de la época.
Este gasto de dinero en
la construcción de un aparato produjo el descontento en la familia del joven
piloto. Renard recuerda que cuando él era pequeño "estaba prácticamente
prohibido hablar del tío Juan en casa". Entre las 4.000 personas que vieron
alzarse el primer avión, no había ningún vecino de la ciudad y ni siquiera su
familia asistió al acontecimiento.
Llegó la Exposición
Regional de Valencia de 1909 y Olivert mostró su avión ante cientos de
personas. Sin embargo, al aparato aún le faltaba la hélice y el motor y gracias
a la intermediación del Rey Alfonso XII, el Ayuntamiento de Valencia pagó el
motor que costó 20.000 pesetas. Renard dice que se trataba de un motor de coche
y se usaron la cadena y los piños propios de las bicicletas.
Olivert trasladó el
avión hasta el campo militar de Paterna y allí puso en marcha el aparato. El
biplano se separó del suelo y recorrió entre 30 y 50 metros. Pero la gran
asistencia de público hizo temer a Olivert alguna desgracia y paró enseguida el
motor y el avión volvió al suelo. El pilotó descartó un segundo intento ante la
gran afluencia de gente.
Después del vuelo el
estrenado piloto se casó e intentó varias veces volar en la playa de la
Malvarosa y Les Arenes, pero ya no lo consiguió. Santiago Renard cuenta que el
biplano se guardó en un almacén de Valencia, mientras Olivert intentaba
conseguir nuevas piezas para hacerlo volar, pero ya no obtuvo más dinero y al
final las piezas del avión fueron desapareciendo. Renard cree que fueron
robadas por ladrones de la zona. El piloto a acabó sus días en Cullera
encargándose de la poca hacienda que le quedaba.
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