El ‘Via Crucis’ de los sapos
+ TURIA | La desaparición de los bebederos y
charcas han puesto en jaque a este ejemplar tradicional de la fauna valenciana
La vida de un sapo está
marcada por los obstáculos que debe sortear cada día. La mayoría de estos
anfibios, como es el caso del pequeño y simpático sapo (Alita obstetricans),
los superan saltando. Otros, como por ejemplo el sapo corredor (Epidalea
calamita), lo hacen arrastrándose por el suelo. Pero, sea pegando botes o arrastrándose
por el suelo, su vida se ha convertido en un peligroso viacrucis.
Tal como explican desde
Acció Ecologista-Agró, además del cambio climático y de enfermedades globales
como la quitridiomicosis, los sapos se encuentran amenazados actualmente por la
pérdida de puntos de agua y por la contaminación generada por el uso intensivo
de productos fitosanitarios. Antes, por ejemplo, siempre podíamos encontrar
algún sapo común (Bufo spinosus) en las balsas de riego de los campos de
naranjos. Ahora, con la instalación del riego a goteo, estas balsas han
desaparecido en muchos campos.
También han desaparecido
la mayoría de los bebederos de tierra para el ganado que utilizaba el sapo
cavador (Pelobates cultripes) en las comarcas del interior de la Comunitat
Valenciana. El resultado de esta pérdida de puntos de agua, sean permanentes o
temporales, sean de uso agrícola o ganadero, supone un gran problema para todos
los sapos. ¿El motivo? Pues, porque son el lugar que tradicionalmente han
utilizado para reproducirse.
Los sapos, a diferencia
de las ranas, pasan la mayor parte de su vida en tierra. Pero, cuando llega el
momento de la reproducción necesitan un punto de agua. Son su tendrían, donde
se aparean y donde la mayoría de las especies hacen su puesta de huevos. Sin
embargo, de camino a las pocas balsas que nos quedan, muchos de los sapos
mueren en accidentes de tráfico: son atropellados en su vía crucis hacia la
reproducción.
Desgraciadamente, los
atropellos no son los únicos obstáculos que sufren los sapos cuando intentan
reproducirse. También está el llamado efecto trampa, que se produce cuando no
pueden salir de algunas bases de paredes verticales, donde quedan atrapados y,
en muchos casos, mueren. Por ello, hay diferentes colectivos, como la
Asociación Herpetológica Timon, que se dedican a rescatar a sapos y otros
reptiles de balsas que no cuentan con ningún sistema de escape para la fauna.
Además de rescatar sapos
de la carretera, otra manera de facilitar su camino hasta las balsas u otros
puntos de agua donde se reproducen es instalar pasos de anfibios. No es una
iniciativa demasiado habitual. Pero, en la Marjal de Almenara Acción Ecologista
Agró lo consiguió. Concretamente en la carretera que conecta el núcleo urbano y
la playa de Almenara, un vial que atraviesa el corazón de esta zona húmeda
Ramsar.
Si quieres conocer más a
fondo las diferentes especies de sapos (y también de ranas) que habitan en
nuestro territorio, te recomendamos ver el documental Anfibios valencianos de
Javier Burgos, segundo premio de la edición de 2018 del concurso audiovisual
MEDIO. Y recuerda: Los sapos no necesitan que los besas para convertirse en
príncipes azules, necesitan que conservamos sus balsas y que no les
atropellamos en su vía crucis hacia la reproducción.
Comentarios
Publicar un comentario