Emoción a flor de piel en la procesión de San Vicente de Ferrer en Llíria
+ TURIA | El Santo
ha estrenado nuevas andas, bendecidas este domingo por monseñor Javier Salinas,
que ha presidido una misa solemne
Las fiestas en honor a San Vicente Ferrer en la
localidad de Llíria han finalizado este domingo, con una misa solemne presidida
por el obispo auxiliar de Valencia monseñor Javier Salinas y con la procesión
interparroquial vespertina con las imágenes de los dos patronos, San Miguel y
San Vicente Ferrer.
Con motivo del Año Jubilar Vicentino que se
celebra en las diócesis de la Comunitat Valenciana “en la procesión de este
domingo estrenamos nuevas andas y trajes”, según el párroco de la Asunción de
Nuestra Señora de Llíria, Vicente Miguel Cerezo, que ha destacado que la ermita
de Llíria es uno de los templos jubilares de la diócesis.
Las celebraciones del último día de las fiestas
han incluido la celebración de una misa solemne, a las 12.30 horas en la
parroquia de la Asunción, oficiada por monseñor Salinas, quien ha bendecido las
nuevas andas que saldrán en la procesión.
Después de la misa ha tenido lugar un pasacalles
con los mayorales, clavarios, junta de la Cofradía de Sant Vicent Ferrer y
autoridades civiles y religiosas acompañados por la Unió Musical de Llíria y el
grupo de danzas “El Tossal”.
Por la tarde, a las 19.30 horas, ha dado comienzo
la procesión interparroquial con las imágenes de los patronos de Llíria por las
calles de la localidad, acompañadas por la Banda Juvenil Primitiva y la Banda
Simfònica Unió Musical, respectivamente. Las celebraciones han finalizado con
un castillo de fuegos artificiales en la Plaza Mayor.
Estos actos se suman a la celebración en honor a
San Vicente que tuvo lugar el pasado 9 de abril, en el que miles de personas
participaron en la rogativa a la Font de Sant Vicent, en el término municipal
de Llíria, recordando el milagro ocurrido en 1410 y atribuido al copatrón de la
localidad y también patrón de la Comunitat Valenciana.
La rogativa a la ermita de San Vicente recuerda la
visita del santo valenciano a Llíria en 1410, cuando padecía una fuerte sequía.
Según la tradición, predicó en la iglesia de la Sangre y desde allí partió,
tras tres días de ayuno colectivo, en rogativa penitencial hasta el lugar donde
actualmente se ubica la ermita e hizo brotar de nuevo el agua del manantial
tras pronunciar: “l´aigua d´esta font creixerà i menguarà però per a beure mai
en faltarà”.
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