La oración itinerante de Taizé llega a Villar del Arzobispo

+ TURIA | Buena acogida a una comunidad cristiana poco conocida que acogerá un encuentro europeo en Valencia a finales de año
A finales de año la ciudad de Valencia será la sede del encuentro europeo de la Comunidad de Taizé, una comunidad monástica cristiana ecuménica, fundada en 1940 por el teólogo suizo Roger Schutz, conocido como Hermano Roger, en la localidad de Taizé, Francia, que continúa siendo su sede.

El movimiento 'Taizé' en Valencia está formado por jóvenes de diversos movimientos cristianos que, inspirados por la espiritualidad de Taizé, comparten el deseo de unidad y reconciliación en la Iglesia y en el mundo.
Como preparación a este encuentro europeo, y siguiendo una de las normas principales de la comunidad como es el rezo común, el pasado 1 de mayo la oración itinerante llegó hasta Villar del Arzobispo donde los jóvenes fueron acompañados en un rezo comunitario, tanto en la iglesia como por las calles del pueblo, en la que destacaron además los 'Cantos de Taizé', por los que esta comunidad también ha cobrado fama. Taizé ha creado un estilo único musical que refleja la naturaleza meditativa de la comunidad. En la música de Taizé se repiten, o se cantan en canon frases sencillas, normalmente versos de los Salmos. Y tienen encuentros todos los años en distintos países.
Via Lucis por el Día de la Cruz
Continuando con las tradiciones litúrgicas en un fin de semana de gran religiosidad, la iglesia de Villar del Arzobispo celebró el domingo el tradicional Via Lucis, un homenaje a las estaciones de la Resurrección, también conocidas por su nombre latino. El Via Lucis ("Camino de la Luz") es una forma de devoción cristiana que fomenta la meditación sobre la Resurrección de Jesucristo y algunas de las apariciones de Jesús resucitado y otros episodios registrados en el Nuevo Testamento.
El Vialucis es potencialmente una pedagogía de la fe, ya que "per crucem ad lucem" [a través de la cruz (uno viene) a la luz]. Usando la metáfora de un viaje, el vialucis pasa de la experiencia del sufrimiento, que en el plan de Dios es parte de la vida, a la esperanza de llegar al verdadero fin del hombre: la liberación, la alegría y la paz que son esencialmente valores de la Pascua.
Los cirios, en manos de los feligreses, fueron recorriendo este camino de luz en una jornada de religiosidad y fe.


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