Concluye con éxito la experiencia piloto de limpieza de cañas con caballos en Los Serranos
+ TURIA | El proyecto surgió a
raíz de la observación de un descansadero de ganado en Chulilla
El proyecto desarrollado por Vaersa en la
comarca de Los Serranos consistente en el control de la biomasa (en este caso,
de las cañas de ribera) mediante el pastoreo de caballo ha acabado con éxito. Financiado por Red Eléctrica Española, el
proyecto consistió en la introducción de ganado equino «salvaje» en las riberas
del Turia a su paso por el término municipal de Calles para controlar el
crecimiento de las cañas en los márgenes.
Es decir, su eficacia había sido mayor a la
prevista.
La comunidad de cañar quedó muy afectada tanto
por la propia ingesta de los equinos como por el pisoteo de los cascos al
desplazarse en los cañares para alcanzar los mejores brotes.
La reducción se cifra en un sesenta por ciento,
lo que supone que los cañaverales entrarían en regresión, tal y como explicó
Miguel Estéfano, ingeniero técnico provincial del Plan de vigilancia frente a
Incendios Forestales de Valencia, que ha estado al frente del proyecto de
control de biomasa mediante trashumancia.
Estéfano aclaró que el proyecto surgió a raíz de
la observación de un descansadero de ganado en Chulilla donde se observó que la
comunidad de cañas estaba muy resentida.
Pero hay más pueblos interesados en esta forma
natural de control de biomasa, que no solo han de ser cañas, y que supone una
limpieza respetuosa de cauces y montes, lo que necesariamente reduce el riesgo
de incendio. Loriguilla y Artag también están entre ellos. «Todos echan de
menos el ganado porque es empleo rural y es una forma económica y ecológica de
limpiar el monte. Y así se va sumando gente».
Cabe recordar que la caña es una especie
invasora procedente de Asia y que ya vive siglos con nosotros.
La proliferación de cañares es negativa para el
ecosistema, si bien, la múltiples utilidades que las mismas han tenido a los
largo de los siglos las han hecho imprescindibles en la agricultura y en la
construcción rural. Ahora, absolutamente en desuso, su crecimiento salvaje resulta
muy perjudicial para el medio ambiente.
Los cañares trasforman el amonio de los ríos en
amoniaco por la putrefacción de sus troncos, lo que empeora la calidad del agua
haciendo que las especies salmónidas como la trucha o el salmón sea sustituidas
por otras de menor valor piscícola.
Además, el consumo de agua de esta planta es
impresionante. Se calcula que la comunidad de cañas sobre la que se ha
realizado la experiencia consumía al año lo mismo que una localidad de
trescientos habitantes.
La caña también sustituye la vegetación de
ribera autóctona que no puede crecer donde proliferan los cañizares. Además, la
caña arde muy bien y sirve para propagar los incendios, como el ocurrido el
pasado verano en la localidad de Calles que se extendió hasta Chelva precisamente
a través de las riberas del río.
El principal problema para la extensión de esta
práctica es la desaparición del ganado. De hecho, los caballos que ha
desarrollado este proyecto son la única cabaña ganadera trashumante que queda
en España, y vienen de Teruel. Otras cabañas ganaderas siguen realizando
trashumancia en los Pirineos principalmente por cambio de altura.
Las ventajas del pastoreo son tantas que los
pueblos anhelan recuperar los rebaños.
SÍGUENOS EN FACEBOOK
Comentarios
Publicar un comentario