Un paseo por el patrimonio bélico de Ribarroja del Turia

© MAS TURIA | Sesenta personas se dan cita en la primera de las visitas guiadas al refugio del colegio Cervantes y a las trincheras y polvorín de los Carasoles

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El pasado sábado 27 de septiembre se organizó la primera de las jornadas de senderismo e historia que bajo el título “Conoce el patrimonio bélico de Ribarroja del Turia” llevará a los participantes por diferentes puntos de la geografía municipal en busca de los restos que aún se conservan de la Guerra Civil.
Unas sesenta personas se dieron cita este fin de semana para realizar la primera de las visitas guiadas, organizadas desde la Oficina de Turismo de Ribarroja y llevada en primera persona por Juan Alcácer, técnico de turismo de la misma, que guió con mano experta y gran amabilidad la marcha.
Marcha que se iniciaba en el corazón del municipio, en el emblemático colegio Cervantes, que guarda bajo su “buche” uno de los tesoros históricos de la localidad, una de los tres refugios bélicos de los que se tiene memoria en el pueblo. Aunque nunca se perdió del todo el recuerdo de su existencia (pues los vecinos más longevos siempre recordaron que bajo la “escuela había un refugio”) pasaron más de 40 años hasta que el azar volvió a sacarlo a la luz. 

Durante los trabajos de mejora en el colegio en los años 80, mientras se construía el nuevo campo de fútbol sala, el camión hormigonera de las obras se hundió en un socavón que resultó ser la entrada “olvidada” al recordado refugio. El Ayuntamiento en época reciente, con buen criterio, decidió mantener y poner en valor el mismo, una triste arteria de la historia de la localidad, cierto, pero no por ello menos importante. La existencia del mismo colegio Cervantes, no en vano, siempre estuvo ligada al conflicto bélico del año 36, siendo construido ese mismo año y pasando a ser durante la contienda Hospital Militar al que eran trasladados los soldados republicanos del frente de Teruel. En este contexto fue socavado el túnel-refugio del Cervantes, que los participantes de esta visita guiada recorrieron un tanto sobrecogidos.
Según explicó además Juan Alcácer, este no es el único refugio del que se tiene constancia en Ribarroja, guardándose memoria de otros dos, uno en la Calle Mayor y otro en la Calle Salvador Ferrandis aunque se desconoce donde pudieran encontrarse la entrada y salida de los mismos.

A las trincheras…

Tras esta visita para abrir el apetito histórico, la jornada se desplazó en vehículos hacia el Este, hacia el antiguo Acuartelamiento de Artillería de Ribarroja, situado en el paraje de los Carasoles, una base militar posterior a la guerra civil española y abandonado en el año 1989. Desde entonces, el tiempo y los seres humanos han hecho estragos en el lugar, sin que las Autoridades hayan hecho nada por evitar ese deterioro hasta su casi total desaparición. Un patrimonio bélico que guarda un tesoro de valor incalculable bajo y sobre el Cerro que guarda las estructuras al oeste.
Bajo la montaña, y protegido por unos muros de contención que seguramente sean lo único a lo que el tiempo tema de este lugar, se encuentran los túneles del “polvorín” (como se conoce por aquí este lugar), o lo que es lo mismo, las cámaras donde no hace tanto tiempo se guardaba la artillería pesada y ligera y la pólvora; material inflamable y peligroso y que necesitaba no solo de una montaña, a modo de almete medieval, sino de un muro de contención tan ciclópeo como resistente.
Salvando la evidente distancia, el “Polvorín” de Ribarroja recuerda a la vieja Petra, la capital de los nabateos excavada en la roca, allá en Jordania, con las partenones sobresaliendo de la arista fachada de piedra. El corazón de la montaña, antaño de pólvora y miedo, hoy guarda nada del primero y una pizca del segundo; a la luz de las antorchas, de las linternas para quitar literatura, los participantes recorrieron los túneles que horadan la tierra y que, por supuesto, ya han sido convertidos en mural de graffitis, hasta llegar al respiradero que daba aliento a la estructura (por si hubiera menester de desatascar una onda expansiva) y que, cientos de metros de verticalidad mediante, alcanza la cima de la montaña.
La visita continuó con otro viaje al pasado, aunque esta vez la puerta no se encontraba entre las oquedades del cerro sino en lo alto de la montaña; a través de una escalera puesta allí para conquistas diarias, se alcanza la cumbre del cerro donde se agrieta el último sector de las trincheras del Levante o de la “línea inmediata” (apodo al ser la defensa más próxima a Valencia), la línea que desde el Puig, 27 kms más allá, desembocaba en Ribarroja y Vilamarxant para defensa de la ciudad “republicana” de Valencia, donde se había refugiado el gobierno de la II República. Las trincheras de los Carasoles componen este final de la cuerda, rodeando y enlazándose alrededor del puesto de mando de la región, que esperaba un golpe de suerte de la historia desde el bunker bajo la cima.
La misma cumbre está horadada con innumerables refugios antiaéreos y búnkeres, túneles que asoman y se esconden como los ojos del Guadiana. Sin olvidar una moderna concertina que rodea la garita central, hecho inapelable que recuerda que lo que creemos “maldad moderna” no es sino eco del pasado.
Una experiencia que a todos los visitantes dejó entusiasmados y que aprovechando un claro entre las nubes, se dio continuidad con una visita “fuera de programa” a las trincheras de Valencia La Vella.

El próximo sábado, a las trincheras de las Rodanas en Vilamarxant

Esta primera jornada guiada tendrá su continuidad el próximo sábado a las 10 de la mañana con la visita a las trincheras que cerraban lateralmente la línea del Puig-Ribarroja: las líneas defensivas del Paraje Natural Municipal de Las Rodanas, en Villamarchante, muy bien conservadas gracias al trabajo de protección realizado en las mismas hace unos años.
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La visita guiada comenzará nuevamente en el Colegio Cervantes, para que todos los que no pudieron estar en la anterior jornada, puedan visitar el refugio, partiendo posteriormente a pie en una marcha senderista de unas tres horas hasta Les Rodanes donde se visitará las trincheras de la zona.
La jornada del próximo sábado estaba programada para la visita de las trincheras de Valencia La Vella, pero tras las intensas lluvias caídas en los últimos días, se ha considerado que no estén demasiado practicables para una visita de este tipo  y por tanto se ha cambiado por esta, no menos interesante, marcha senderista a Las Rodanas.


Comentarios

  1. Hola José Maria! Habla con la oficina de turismo de ribarroja pues mañana sábado hay una salida similar. Saludos!

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  2. http://www.vicepresidencia.gva.es/web/civis/organizacion_municipal

    Riba-roja de Turia, eixe es el nom....

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    Respuestas
    1. SI SENYOR!, El nom corrècte es RIBA-ROJA DE TÚRIA

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    2. Un matiz, Riba-roja de Túria es el nombre oficial "normalitzat" desde los ochenta del siglo pasado, aunque no es el nombre correcto y ni siquiera su expediente de normalización se ajustó a la legislación que se aplicó para ello, pues se demandaba que los cambios de nombre se hicieran para recuperar la tradición histórica y documental. La primera mención documentada se refiere a la villa (recinto amurallado) como "Villa roya" en el Libre del Repartiment de Jaime I, posteriormente la Cancillería real la denomina repetidamente como "Riba roya"; desde ese siglo XIII hasta finales del siglo XX encontramos decenas de miles de menciones documentales, en Latín, Valenciano o Castellano, siempre en la misma forma "Riba roya" o "Riba roja", primero y "Ribarroja" mas recientemente. Entre esas decenas de miles de menciones documentales NO encontraremos jamás UNA SOLA con guión. La constancia de que se empleaba la misma forma, pronunciada de distinta manera según fuera castellano-hablante o valenciano-hablante, la tenemos en el documento mas antiguo del Archivo municipal, el "llibre de curaderies de la vila de Ribarrocha" donde queda escrito como ha sido pronunciado. En 1535 no quedaba un solo cristiano en la villa donde se utilizaba el "morisch" por lo que la condesa de Palamós, valenciana de nacimiento, tuvo que hacer que le tradujeran las cuentas de la baronía "del morisch al valencià" tal como podemos leer en su correspondencia (la baronesa era su hija, pero se encontraba en la corte del emperador, Carlos V, donde su marido era el tutor de Felipe II). En cuanto al añadido "del Turia" fue aprobado tal-cual a mitad del siglo XX por el Consejo de Ministros y publicado en el Bop de Valencia, por lo que esa sería su forma histórica y documental si se trataba de recuperarla. Nos quedaría por tanto si el expediente se hubiera ajustado y se ajustara a la legislación todavía vigente una única forma "histórica y documental": Ribarroja del Turia", pronunciado de distinta forma según lo hiciera un castellano-hablante o un valenciano-hablante. En cuanto a la forma en valenciano-normalizado podría entrar perfectamente junto a la anterior, según la norma actual, como "Riba-roja de Túria".

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