CIENCIA Y TECNOLOGÍA | Los drones fueron clave en la gestión de la emergencia de la DANA

Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas subraya que el uso de drones permitió acelerar la evaluación de daños y mejorar la eficacia de las labores de emergencia tras las inundaciones

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ha publicado una investigación que pone en valor la importancia del uso de drones durante la DANA que afectó a la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024. Según el estudio, estos dispositivos fueron esenciales para actuar con rapidez, analizar los daños ocasionados y apoyar a los equipos de emergencia en las zonas más afectadas.

El 30 de octubre de 2024, el CSIC activó su Grupo de Asesoramiento en Desastres y Emergencias (GADE), con el objetivo de ofrecer apoyo técnico y científico en las labores de respuesta y reconstrucción. La iniciativa movilizó a 200 trabajadores de más de una treintena de centros e institutos, y desplegó dos buques oceanográficos del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC): el Ramón Margalef, que estudió los fondos marinos en las desembocaduras de los ríos Turia y Júcar, y el Francisco de Paula Navarro, encargado de evaluar la contaminación en los sedimentos marinos.

El investigador Gabriel Navarro, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (Icman-CSIC) y coautor del estudio, destacó que el trabajo tiene un gran valor porque permite “prepararnos de cara a futuras emergencias”. En la misma línea, el investigador principal, Alejandro Román, subrayó que las inundaciones súbitas son fenómenos muy difíciles de predecir y gestionar, y que el uso de drones “aporta ventajas clave al poder volar bajo, obtener imágenes de alta resolución y cubrir grandes extensiones en cuestión de minutos”.

Durante la emergencia, los equipos científicos realizaron numerosos vuelos con drones en el barranco del Poyo y en localidades próximas como Picanya, donde las lluvias torrenciales causaron graves daños. Los dispositivos, equipados con sensores avanzados, permitieron localizar decenas de vehículos arrastrados por el agua, identificar residuos contaminantes y lodos, y cuantificar las partículas dañinas en el aire, reduciendo significativamente el tiempo entre la recogida de datos y la toma de decisiones operativas.

Además del Icman-CSIC, en el estudio participaron expertos del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc-CSIC), el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (Cenim-CSIC), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) y el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC).

Los investigadores resaltan que la colaboración interdisciplinar y la integración entre ciencia, tecnología y servicios de emergencia fueron decisivas para afrontar la crisis. Con el cambio climático aumentando la frecuencia e intensidad de las lluvias extremas, el CSIC subraya que la experiencia de Valencia demuestra la necesidad de reforzar la cooperación científica y tecnológica para actuar con rapidez y eficacia ante futuros desastres naturales.

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