“Todo aquí llega más tarde”
+ TURIA | The New York Times dedica un especial a
la “lucha solitaria” de los pequeños pueblos españoles contra el coronavirus
El estruendo
ensordecedor se elevó desde las profundidades del campo, una positiva y a la vez
inquietante señal de vida, en un rincón del noreste de España, donde los
pueblos situados en escarpadas colinas tienen vista a los viñedos y los campos
de olivos y almendros.
Al volante de su
tractor, un granjero desinfectaba las estrechas calles del pueblo de
Valderrobres con un dispersor que normalmente utiliza para fertilizar sus
campos. La brisa hacía que salieran volando macetas y sillas, pero no importaba.
Había un virus que matar.
“Todo aquí llega más
tarde”, dijo el agricultor, Miguel Ángel Caldu, acerca de la falta inicial de
kits de prueba y equipos de protección en la zona. La mitad de los trabajadores
de salud del asilo local dieron positivo al coronavirus, al igual que casi 50
de los 60 residentes, 12 de los cuales han muerto.
Así que, cada noche,
lugareños como Caldu han estado limpiando lugares como Valderrobres, un pueblo
turístico de alrededor de 2400 habitantes que es conocido por su castillo
gótico del siglo XIV y su puente de piedra.
En lo que respecta a las
muertes, la pandemia del coronavirus ha golpeado a España con más fuerza que a
los demás países europeos, excepto Italia, y ha devastado grandes ciudades como
Barcelona y Madrid. Además, la difícil situación de los pueblos ha sido menos
visible.
Al igual que las
pequeñas comunidades de todo el mundo, los pueblos de España están descubriendo
que su aislamiento es una bendición contradictoria. Quizá ofrezca cierta
protección contra el contagio, pero una vez que el coronavirus ataca, puede
revelar las vulnerabilidades particulares a las que se enfrentan las
comunidades más pequeñas.
En España, a pesar de
contar un sólido sistema de atención médica y uno de los niveles más altos de
esperanza de vida en Europa, las zonas rurales han sufrido el envejecimiento de
la infraestructura de atención a la salud y una falta de médicos tras décadas
de urbanización e inversión pública insuficiente.
En las zonas rurales también
abundan los adultos mayores. En Teruel, la provincia de un remoto rincón de
Aragón donde se encuentra Valderrobres, constituyen una cuarta parte de la
población. Los pueblos de la región, muchos de ellos con murallas centenarias
que dominan la vista del campo, ahora tienen la apariencia de fortalezas
tapiadas que tratan de mantener a salvo a sus poblaciones de edad avanzada. |
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