“¡Amémonos como queramos!”
+ TURIA | Este jueves la Plaza del Ayuntamiento de
Vilamarxant ha acogido la concentración mensual contra la violencia machista
que, este mes, también ha servido para pedir respeto para el colectivo LGTBIQ+
Con el grito “¡Amémonos
como queramos!” finalizaba este jueves la concentración mensual de condena de
la violencia de género que, este mes, acogía también palabras de repulsa contra
todas aquellas personas que no respetan el derecho de amar en libertad.
Y es que hoy es el día
del orgullo LGTBI; por eso, el Ayuntamiento de Vilamarxant ha querido aunar
estas dos reivindicaciones para condenar cualquier tipo de violencia o
discriminación por el simple hecho de querer.
En el balcón del
consistorio, junto al cartel de condena de la violencia machista, colgaba una
bandera con los colores arco iris, símbolo del colectivo LGTBIQ+. Bajo, decenas
de vecinos y vecinas se han sumado a este acto. La actividad ha estado
coordinada por Maria Estupiña y Alba Olmeda, del Departamento de Gestión
Cultural, junto al Departamento de Bienestar Social y Políticas de Igualdad del
consistorio.
El manifiesto ha sido leído
por dos jóvenes representantes de la Casa de Joventut de Vilamarxant, Adrián
Quiles y Paula Correia. Los dos han hecho un llamamiento “para que la gente
muestre su sensibilidad y empatía para erradicar cualquier situación de
violencia o rechazo causada por motivos de género y de orientación sexual”.
“Hoy hablamos en nombre de mucha gente. Nosotros, como jóvenes, damos la voz a
aquellas personas que no han sido escuchadas y alertamos que la mayor parte de
los acosos que se producen contra el colectivo LGTBIQ+ los sufren jóvenes de entre
12 y 16 años”, continuaban.
También han recordado y rechazado que “todavía
haya 72 países que consideran la homosexualidad como un delito, de los cuales 8
la penalizan con la muerte. También condenamos que en la Constitución Española
todavía no se contemple la no discriminación a los LGTBIQ+”. A pesar de que
añadían que “nuestra comunidad es la única del Estado que ha aprobado un
proyecto de ley que prohíbe las terapias de conversión para las personas no
binarias”.
Por último, han pedido
una tarea concienciadora a favor de la igualdad y del respeto no tan sólo hoy,
sino día a día para crear conciencia en nuestro entorno.
La actividad ha
finalizado con los vecinos y vecinas de Vilamarxant escribiendo mensajes que,
desde hace décadas, forman parte del imaginario colectivo y que son claras
expresiones de LGTBIfòbia. Han dejado dichos como por ejemplo “maricón el que
no bote”, “mariconadas las justas”, “está hecha un marimacho” o “un niño tiene
que tener padre y madre”. Frases que todas y todos hemos escuchado a pesar de
que, poco a poco, van rechazándose para otorgar el respeto que merece un
colectivo que ha sufrido y sufre discriminaciones en muchos ámbitos y etapas de
la vida personal, familiar y social.
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