“El Vaso de los Guerreros habla del final de un mundo”
+ TURIA | El Museu
de Prehistòria de València ha invitado al profesor de la Universidad Autónoma
de Madrid, Fernando Quesada, a compartir las lecturas que suscita el friso del
Vaso de los Guerreros de Llíria | Quesada ha subrayado que en el Tossal de Sant
Miquel de Llíria se desarrolló una cultura muy rica y que la pieza permite
entender muchas cosas del mundo mediterráneo antiguo
El Museu de Prehistòria de València, dependiente
del área de Cultura de la Diputació, exhibe actualmente en sus salas la
exposición temporal “El enigma del Vaso. Obra maestra del arte ibérico”,
comisariada por Helena Bonet y Jaime Vives-Ferrándiz. La muestra, que se centra
en el célebre Vaso de los Guerreros de Llíria, se acompaña de numerosas
actividades complementarias como talleres o conferencias.
El profesor titular de Arqueología en la
Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Quesada Sanz, ha sido uno de los
invitados por el Museu de Prehistòria para exponer en una conferencia aspectos
relativos a las “Novedades y mutaciones en la guerra de los pueblos íberos en
época de Aníbal”. En ella ha explicado los cambios más significativos que se
producen en la guerra y en las armas durante los siglos III y II a.C. y que en
parte se ven reflejados en la decoración pintada del preciado vaso.
Fernando Quesada ha expuesto que «este vaso habla
del final de un mundo, es un testimonio maravilloso de la época de Aníbal,
porque este vaso se modeló y se pintó durante la II Guerra Púnica, conflicto
bélico que afectó a los pueblos ibéricos
hacia finales del siglo III».
Quesada ha afirmado que «El vaso de los guerreros
es una de las obras maestras, no sólo del arte ibérico, sino de toda la
península y podríamos considerarla una de las grandes obras del arte periférico
al mundo clásico. Es un arte de una enorme complejidad iconográfica, de una
gran minuciosidad»,
El profesor de la universidad madrileña ha alabado
también la espléndida decoración del vaso, que llama la atención por su tamaño,
y tiene muchas lecturas, como la del contexto en el que se halló, un santuario
donde se congregaban personas para llevar a cabo rituales de comensalidad.
La relación de Fernando Quesada con la institución
viene de lejos: «Yo vine aquí a hacer mi tesis doctoral sobre la guerra en el
mundo ibérico hace más de treinta años y, desde el punto de vista académico,
este museo es clave para entender la cultura ibérica, que a su vez es clave
para entender la conformación de la Hispania romana».
En resumen, el profesor Quesada ha destacado
durante su exposición la cultura ibérica como «resultado de una dinámica
interna, con influencias cartaginesas, fenicias, griegas, y romanas. Todo es un
crisol de influencias. Y en el Tossal de Sant Miquel de Llíria en particular,
encontramos a través de la decoración una cultura muy rica y desarrollada, de
hecho ya tenían moneda, y escrituras con textos que reflejan una civilización
mucho mayor que la de una cultura bárbara».
La historia que perdurará
El vaso de los guerreros se encontró en 1934. El
Museo de Prehistòria de València ha revisado esta pieza excepcional para la
historia de los íberos y que es una referencia en el mundo académico. En primer
lugar porque se interroga al objeto con otras preguntas y, como resultado, se
advierten aspectos nuevos que, a su vez, permiten ofrecer lecturas
complementarias.
«El estudio que se ha hecho con motivo de la
exposición por parte de los comisarios ha revelado nuevos datos sobre la
decoración de esta cerámica, por ejemplo sobre cómo se pintó, o se han
detectado detalles iconográficos que se habían pasado por alto en anteriores
estudios. Siempre se descubren cosas nuevas y hemos reflejado las novedades en
el catálogo de la exposición, que hará que este trabajo perdure», ha
manifestado Quesada.
Por último, Quesada ha destacado la importancia
que tiene este trabajo para la sociedad en general porque «esta pieza es
relevante para entender muchas cosas del mundo mediterráneo. Este vaso es un
objeto reflejo de acontecimientos que modelaron el mundo mediterráneo durante
siglos. Además, el dibujante y el alfarero que lo hicieron posiblemente estaban
viendo figuras que ahora vemos en los libros de historia. Sabían quién era
Aníbal, sabían quién era Asdrúbal, sabían quién era Escipión, y eso es una
herencia relevante no sólo para los especialistas sino para todo el mundo».
Abierto al público hasta verano
Coincidiendo con el noventa aniversario de la
creación del SIP y del Museo, el Vaso de los Guerreros se presenta tras su
reciente restauración junto a otras cerámicas figuradas y armas representadas.
También se exponen documentos de archivo, como fotografías, el diario de
excavación y los primeros calcos y dibujos originales del friso, que han
permanecido custodiados en el Museo más de ochenta años y que se muestran, por
primera vez, al público. La exposición se ha prorrogado hasta el próximo
verano.
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