La dolçaina pasa de las calles a las salas de conciertos
+ TURIA | La
formación ‘Ensemble concordança’ ofreció en la Casa de la Cultura de
Vilamarxant un repertorio en el que unió la música de dos dolçainas a la de un
piano de cola y un trombón
Muchos vecinos y vecinas de Vilamarxant
descubrieron, ayer por la tarde, las diversas sonoridades que puede tener el
instrumento más representativo de la música valenciana: la dolçaina. Todos
estamos acostumbrados a escucharla en actos de calle, en acontecimientos
festivos y acompañada del tabal.
Pero el cuarteto ‘Ensemble Concordança’ demostró
que su sonido, vivo y fuerte, puede acompañar perfectamente a la dulzura del
piano o al registro grave del trombón. De hecho, esta formación ha sido pionera
en adaptar la dolçaina a un repertorio de música de cámara, tocando con esta
mezcla instrumental, por primera vez, en el Palau de la Música de València en
2015.
La pianista Marisa Sedano, el trombonista Carlos
Gil, y los dolçainers Xavi Richart y Cristina Martí ofrecieron al público
asistente a la Casa de la Cultura concordancias y uniones casi imposibles en
las que consiguieron la armonía de tres instrumentos aparentemente tan
diferentes.
El papel de Vilamarxant en el mundo de la
dolçaina
Además, durante la actuación, explicaron la
historia y las curiosidades de la dolçaina. Una de ellas, según comentaba Xavi
Richart, es que buena parte de la caña que se emplea para fabricar las
dolçainas en Valencia se adquiere en Vilamarxant.
Richart también detalló como ellos han
conseguido que este instrumento vaya incorporándose a la música de cámara,
puesto que actualmente ya hay compositores que crean música para él, sobre
todo, a través de concursos de composición.
Sobre sus orígenes, comentó que el oficio de
dolçainer es muy antiguo y que, siglos atrás, se dedicaban a amenizar cualquier
acontecimiento en nuestra tierra, antes de que en este papel también entraran
las bandas de música. También destacó como, cada vez, hay más mujeres que tocan
la dolçaina, instrumento típicamente masculino décadas atrás.
El concierto finalizó con dos piezas muy poco
interpretadas por esta combinación de instrumentos, la samba ‘Fogo da mulata’ y
‘My way’ de Frank Sinatra.
Los músicos tuvieron palabras de agradecimiento
para el público y para todas las personas que han hecho posible su actuación,
con un especial reconocimiento para su amigo, músico y director de Vilamarxant
Gaspar Sanchis. El público les devolvió esos agradecimientos transformados en
un largo y ruidoso aplauso al final de la actuación.
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