El dulce artesano: reclamo navideño y producto estrella de los hornos tradicionales del Alto Turia

+ TURIA | Las recetas tradicionales de horneros y familias siguen usando las materias primas de la zona
Cada sábado ‘cuecen’ en el horno del pueblo y son muchos los que llevan sus comidas semi-preparadas para que se acaben de guisar al calor de la leña. Son varios los que aprovechan ese día para hacer las tortas y los dulces que ofrecer "a los de casa", para que tengan el mejor desayuno o se puedan llevar los hijos cuando el domingo se vuelvan a estudiar a Valencia. 

Todo un ritual, el del horno, en los municipios del Alto Turia, donde se sigue haciendo un pan exquisito y tradicional, cuyo aroma impregna las calles aledañas por las mañanas. Son formas de vida perpetuadas que en el mundo rural pasan por la importancia de un horno y no solo por el pan.
Llega diciembre y con la cercanía de la Navidad los obradores de la zona, provistos de harina, azúcar, almendras, aceite, huevos, cazalla y ralladura de limón entre otras materias primas, se disponen a preparar sus dulces. En una libreta vieja y llena de gastronomía tradicional,  están apuntadas las recetas de los productos que siempre se han hecho en estos pueblos, ‘las pastas’ de siempre. El mantecado, rosco de anís, rosegón, cocoté, pasteles de cabello de ángel o boniato, mazapanes… son nombres que perduran y son recetas que se conservan.
Es zona de cereal, de almendra, de olivos, y no ha sido difícil encontrar azúcar o limones para rallar. En los hogares había gallinas y los huevos frescos, junto con los frutos secos de la cosecha, siempre han sabido mejor "porque eran de casa". Todo mezclado, siguiendo las cantidades de la vieja libreta y añadiendo mucho de cariño, han dado fruto a todo un referente: los dulces de Aras de los Olmos, de Benagéber, de Tuéjar, de Chelva y especialmente de Titaguas, muy demandados como tesoros de esta comarca de interior.
"Ahora ya no hay colas esperando al hornero", comentan desde uno de estos fabricantes artesanales, "para que ponga en la pala la masa. La tradición sigue, pero resulta más cómodo comprarlo en el horno o en la fábrica, porque su sabor es "el de siempre, el de la abuela", pero como comentan muchos clientes, ya no hay apenas tiempo para hacerlos"
La tradición ha evolucionado y así el dulce se ha convertido en un referente para regalar en Navidad. Nada como compartir con los tuyos ese gusto tan tradicional y nada como regalarlo "sabiendo que va a gustar".
Las colas ahora se hacen en los hornos y en la fábrica donde se toman nota de pedidos y donde no dan abasto en estos días cercanos a Navidad. Nadie quiere quedarse sin su caja surtida, su kilo de pastelitos de boniato o su cuarto y mitad de mazapán.
También se siguen haciendo turrones en los hogares del Alto Turia, pues es una labor que siempre se ha realizado en los días de diciembre, sobre todo por la Purísima, pero ya van quedando menos casas donde se hacen, pues resulta una labor muy costosa. Aún así, en los días cercanos a la Navidad, no es raro ver que un vecino ofrezca guirlache o que se venda más miel que en otra época, pues seguro que "la abuela gusta de hacer un poco de turrón para sus nietos o la madre sabe que como el suyo, no está ninguno". Y es verdad,… todo casero: desde la materia prima, hasta el resultado final, pasando por el proceso y por el sentir tradicional.

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