La exposición sobre la Mojiganga estará abierta hasta mediados de octubre

+ TURIA | La muestra, que ofrece un paseo visual por la historia de este baile único y ancestral, puede visitarse en la Sala Simón de Rojas de Titaguas
Debido al éxito e impacto social derivado del "septenario" baile de la Mojiganga que el pasado 2 de septiembre los danzantes de Titaguas ofrecieron con motivo de las Fiestas Gordas, el Ayuntamiento de la localidad serrana puso en marcha la exposición en torno a esta peculiar y única muestra de folklore y etnología que podrá ser visitada hasta el próximo 8 de octubre.
La Sala de Exposiciones 'Simón de Rojas' de Titaguas inauguró a finales de agosto la recopilación de imágenes, acompañada de su historia y explicación de pasos, de esta danza ancestral que cada siete años se baila en la Plaza de Titaguas "como símbolo folklórico de todo un pueblo".
De este modo, la exposición sobre la Mojiganga permanecerá abierta al público hasta el próximo 8 de octubre en horario de 12:00 a 13:00 h. y de 18:00 a 19:00 h. los días 17 y 24 de septiembre y los días 1 y 8 de octubre.
La historia de un pueblo a través de una danza única
Titaguas es uno de los pocos pueblos que lucha por mantener viva la cultura y las tradiciones. Una de las piezas más significativas es la Mojiganga que sólo se baile cada siete años con motivo de las Fiestas Gordas.
Las torres humanas, que antiguamente se celebraban en Carnaval, actualmente sólo se bailan en las Fiestas Mayores en la Plaza de la Iglesia donde se escenifican dos veces, delante del Ayuntamiento y delante de la Parroquia.
Esta danza se divide en dos partes, una parte religiosa y otra profana. En la primera se interpreta el Altar Mayor, el Altar Movible, las Andas, La Eme y el Pilón. La parte profana representa las actividades agropecuarias de las zonas. Cada pareja adquiere un oficio entre los que hay que destacar los colmeneros, herreros, carpinteros, etc. Cada uno lleva un instrumento típico de su oficio que al mismo tiempo les sirve como instrumento de percusión. Los bailes que se interpretan en esta parte son los Oficios, El Batán, la Rueda de Molino, el Baile del Garrote y las Muecas. En su origen estos bailes iban acompañados de la música del tamboril y la dulzaina pero por falta de instrumentistas se sustituyeron por la caja y el clarinete. El baile del garrote y las Muecas se acompañan con la guitarra.
Los 16 jóvenes (en el año 2009 se incorporaron a la danza las mujeres) visten el mismo atuendo. Era el traje de verano de los antiguos labradores y consta de unas zargüelles que son unos calzones blancos, una faja de seda o lana roja, una camisa blanca y un chaleco forrado de tapiz de terciopelo de color y el pañuelo anudado a la izquierda. Lo más llamativo es el color de las medias y de las cintas de las zapatillas, alternan el negro y blanco cada una de un color.
El maestro es el personaje que dirige la danza y se distingue porque va vestido con una capa y un sombrero.
Tras siete años de espera, y con la Plaza de Titaguas a rebosar, cientos de vecinos y visitantes acompañaron a los danzantes el pasado 2 de septiembre en un día mágico y de conexión con la historia que, si no algún acontecimiento especial no rompe la tradición, volverá a interpretarse hasta septiembre de 2023.

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